Capítulo 17: Estadías.

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Tercera parte

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Tercera parte.

Pensamientos de Alice:

En cuanto salí del infierno sentí como si la vida me regresara al cuerpo, abrí los ojos de golpe y lo primero que vi fue la luna que se alzaba en el cielo nocturno, me quedé acostada viendo las estrellas, pues, me dolían todas las articulaciones como si hubiera hecho mucho ejercicio. Recordé a Katherine y sus palabras: "Cariño, no necesitas alas para ser mi ángel" pensar en esa frase me hizo sonreír hasta que escuché la voz de Nadmi.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó.

—Aliviada —dije y luego con su ayuda me puse de pie, busqué con la mirada por los alrededores, pero no vi a mi Cazadora favorita.

—¿Y Katherine? —averigüé.

Nadmi agachó la mirada —No logró salir —susurró.

Enterarme de eso me dejó en shock, pues creí que Katherine al igual que nosotras había escapado. Por más que lo intenté solo pude recordarla a ella en ese pequeño instante cuando se acercó a mí fuera de eso todo estaba en blanco.

—Tenemos que regresar por ella —expresé segura y sobre todo asustada.

—No hay forma, necesitamos la sangre de un custodio y lo que teníamos la usamos para ir por ti —reveló Nadmi.

—¡No la vamos a dejar en el infierno! — grité aterrada.

Nadmi no dijo nada y se abrió paso por la vegetación, yo la seguí y la colmé de preguntas de cómo poder regresar, pero todo nos conducía a la misma respuesta: Se necesitaba la sangre de un custodio para poder entrar o salir del infierno.

—Me dijiste que un humano lo logró —reproché.

—Sí, porque hizo un trato con un custodio, solamente que en cuanto llegó al infierno fue devorado, debes aceptar que no podemos hacer más por ella, además, ya estaba muy débil, no resistirá mucho ahí —explicó.

—¡No te atrevas a decir que ella está muerta! —exclamé furiosa.

—Tal vez tú no lo recuerdes, yo vi la paliza que ese demonio le estaba dando, sobrevivir a eso es casi imposible y si de manera remota lo hiciera el infierno se va a encargar de acabarla —finalizó Nadmi y aceleró el paso.

Cuando salimos de ese bosque me di cuenta de que estábamos cerca del Castillo de los Armagnac. Yo solo tenía en mente buscar alguna solución, no iba a darme por vencida, abandonar a Katherine no iba a suceder, seguimos nuestro camino en silencio.
Nos encontrábamos bordeando el Castillo Armagnac porque Nadmi ni de broma podía tocar sus tierras, fuimos precavidas hasta que escuchamos pasos por lo que nos detuvimos.

—¡¿Qué hacen aquí?! —nos preguntó Nikolái que nos vio con el rostro asombrado, iba a caballo y se notaba que estaba de rondín por el lodo de sus botas.

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