Ivy Dean siempre ha sido una princesa con todas las letras y todo el significado de la palabra. Sin embargo tras la llegada de Isabella Swan al recíproco pueblito de Forks, la brillante reina de la secundaria parece ser la única que nota que suceden...
DECIR QUE BRANDON Y ROSALIE ERAN LOS integrantes de la familia Cullen menos favoritos de Ivy era mentir; también estaba Edward y técnicamente, Brandon era un Yeun. Sin embargo las cosas con Rosalie no parecían mejorar, y su relación con Brandon siempre fue tensa. Ahora que básicamente era un miembro de los Cullen (Ivy descubrió que él y Alice se habían casado en secreto cuando se suponía que no estaban viéndose) casi vivía en la casa. Le había extrañado porque Marissa sí conocía a los Cullen desde antes, pero cuando ella conoció a Brandon ellos no parecían haberse visto jamás. Luego se enteró de que no habían coincidido y que si bien Brandon sabía quiénes eran ellos, era la primera vez que los veía.
Aparentemente Alice lo había visto en sus visiones y decidió esperarlo hasta que sus caminos se cruzaran. Sin embargo su destino desapareció cuando entrelazó su vida con Ivy. Y cuando se conocieron Alice estaba muy inquiera sobre su futuro, pero al parecer todo había resultado de maravilla. Ella ya lo amaba incluso antes de conocerlo.
Cuando Ivy entró al garaje puesto a que era la única puerta abierta de la casa, los encontró arreglando unas motocicletas. El ambiente se espesó pero gracias al cielo la naturaleza juguetona de Brandon lo disipó.
—¿Compraste más motos? —preguntó ella para romper el hielo. Rose se veía inmaculada y a diferencia del muchacho no tenía ni un rastro de grasa en ella.
—Bueno, esta es la mía, esta es la chatarra que Bella arregló con el lobo hace unos meses aquí ocupando espacio, y esta es la que Edward le compró a Jasper —explicó brevemente—. Hablando de tu novio, no ha de tardar.
—No es mi novio. De todas formas solamente quería avisar que Reginald me ha dado la vista buena y que vendrá al final de la semana, antes de la graduación. Y Jasper no contesta mis llamadas, así que...
—Está cazando —dijo Rosalie. Ella se sorprendió, aunque su tono era desinteresado, era la primera vez que no había un comentario mordaz u hostil—. Sabes cuánto problema tiene con la sangre y los humanos.
Ah, ahí está.
—Lo sé —sonrió forzosamente. Se balanceó en su lugar sin saber que decirle a ninguno de los dos vampiros. De pronto recordó una nueva incógnita que tenía que solucionar—. Brandon, Marissa...
—Sí, ya me comentó sobre el viaje —la interrumpió. Michael le había regalado un fin de semana romántico en New York, pues había quedado bastante relajado de la última escapada que tuvieron y quisieron hacerlo más personal—. Le dije que fuera, le hará bien.
—¿Y qué hay de Lilah? ¿Y si...?
—Pueden quedarse aquí dos noches, Ivy. Isabella se queda casi todo el tiempo, cuando Edward quiere evitar que vaya a la reserva y no puede vigilarla —le recordó Brandon. Dejó una herramienta en una caja y se limpió las manos para mirarla a los ojos—. Estoy seguro que Esme estará encantada.
