Ivy Dean siempre ha sido una princesa con todas las letras y todo el significado de la palabra. Sin embargo tras la llegada de Isabella Swan al recíproco pueblito de Forks, la brillante reina de la secundaria parece ser la única que nota que suceden...
EL AMBIENTE Y EL HUMOR DE LA RUBIA MEJORARON CON EL PASO DE LOS DÍAS. Se enfocó en sus clases, las pequeñas salidas con sus amigos y poco a poco todo se acomodó en su lugar. Inclusive Bella estaba más allegada al grupo de muchachos que le habían dado la bienvenida con calidez desde el momento uno. Y eso le agradaba. Bella era tranquila y caótica, a diferencia de Ángela que solamente era tranquila y de Jessica quién era más caótica que otra cosa. Bella parecía ser el equilibrio entre ambas, y a Ivy le agradaba.
—¡La Push, nena! ¿Vienes con nosotros? —cuestionó Eric hacia la adolescente Swan, quién se encontraba llegando junto a Ivy con su uniforme de porrista a la mesa en la que siempre se sentaban.
—¿Debería saber qué es eso?
—La playa La Push, queda en la reserva Quileute. Todos iremos este fin de semana, se viene una gran oleada —explicó Mike con emoción, sentado junto con Tyler sobre una mesa, con los pies apoyados en el asiento. Ivy se cruzó de brazos con una sonrisa divertida y se posicionó entre ellos dos, subiendo a la mesa de un saltito.
—Y yo no surfeo solamente en el internet —comentó Eric, con gracia, mientras los otros dos muchachos jugueteaban a surfear.
—Te paraste una sola vez, y era una tabla de espuma —replicó Ivory, negando con la cabeza, para después tomar unos grandes tragos de agua y acabarse la mitad de la botella de una—. Ellos surfean, pero a mi y a Ángela nos gusta sentarnos a ver las ballenas. El agua fría no es lo mío. Deberías venir con nosotras, es divertido.
La playa era bonita, sin embargo, no era del agrado de la rubia. Era húmeda, incluso en aquella época del año. El agua era increíblemente helada y se la pasaba temblando como un chihuahua envuelta en una manta junto a Ángela, de todas formas le agradaba ir pues era un cambio de rutina.
—Ah, creí que finalmente tendría suerte esta vez y te vería en traje de baño —bromeó Tyler hacia la rubia, quién puso sus ojos en blanco.
—¿Nunca la has visto en traje de baño? —cuestionó Mike, llevándose unas uvas a la boca. Ivy giró su cabeza hacia él, y lo miró entre neutral y algo molesta, codeándolo disimuladamente. Cuando él encontró su mirada, se extrañó un poco ante su reacción.
—¿Y cuándo la has visto tú en traje de baño? —se burló Tyler, de la misma forma. Todos observaron aquel intercambio algo tensos.
El de ojos azules carraspeó la garganta, mientras señalaba su boca llena de uvas en señal de que no podía hablar. Ivory, por su lado, fingió demencia mientras se tocaba con premura el cabello color oro peinado en dos coletas.
