Ivy Dean siempre ha sido una princesa con todas las letras y todo el significado de la palabra. Sin embargo tras la llegada de Isabella Swan al recíproco pueblito de Forks, la brillante reina de la secundaria parece ser la única que nota que suceden...
LA MAYORÍA DE LAS VECES QUE SE SENTÍA ASÍ DE ANGUSTIADA o extrañada habían tenido que ver con Bella lastimándose o Bella en situaciones turbias... O situaciones turbias en general. La punzada bellística, le decía para molestar a su torpe amiga. La punzada bellística me dice que estás en problemas.
Bella se había reído cuando lo había dicho por primera vez, o algo así. Pero sabía que en cierto modo, había un poco de verdad en esa broma. De hecho era algo que ambas tenían presente; que entre ellas existía una conexión y que capaz, solamente capaz, Ivy era bastante sensible a ciertos aspectos humanos y podía sentir cuando alguien a quién quería estaba en peligro, o cuándo algo malo iba a ocurrir. Pero la rubia había sido demasiado escéptica con ello, o demasiado escéptica en general.
Entonces, conoció a Jasper y su familia. Y él le había abierto las puertas no solamente a un mundo nuevo sino que también a sentimientos que jamás había sentido antes. Estaba segura de que tenía una conexión con Jasper, también, y que si le hubiese pasado algo malo quizá lo habría sentido.
Pero tenía que haber una explicación para que, al día siguiente de aquella noche, ni Jasper ni sus hermanos se hubiesen presentado a la escuela. Ni siquiera le entraban sus llamadas y Bella la había ignorado todo el día.
Jasper nunca desaparecía así como así, él siempre le avisaba cuando estaba lejos y ella se había acostumbrado a su cercanía de una manera que le asustaba
No le sorprendió despertarse sola y algo agitada por una pesadilla que no recordaba con exactitud. De camino a la escuela se sintió diferente y durante el día Ángela le dijo que algo había cambiado en ella y que se veía más bonita y radiante de lo usual. Y supuso que así le sentaba a uno el amor cuando era puro, real y correspondido.
A la salida de clases Ivy fue a tomar un café con Akeno. Intentó no mostrarse inquieta cuando comenzó a tener el presentimiento de que algo no andaba del todo bien. Al atardecer, aquel sentimiento volvió a instalarse en su pecho con aún más fuerza. Miró su celular cada hora, esperando algún mensaje o alguna señal de vida...
Aquello nunca llegó.
A la noche mensajeó a Bella, más por costumbre que por otra cosa. Ella tampoco le respondió y comenzaba a inquietarse. Estaba en su habitación, caminando en círculos y con su celular en la mano resoplando de la frustración. Cuando escuchó el teléfono de línea sonar, salió corriendo disparada hacia la sala.
—¡Yo contesto! —avisó, bajando los escalones de dos en dos. Se apresuró casi a taclear a su padre quién estaba punto de levantarlo él, y se lo quitó casi que de las manos. Michael la miró mal—. Yo contesto. ¿Diga?
