Ivy Dean siempre ha sido una princesa con todas las letras y todo el significado de la palabra. Sin embargo tras la llegada de Isabella Swan al recíproco pueblito de Forks, la brillante reina de la secundaria parece ser la única que nota que suceden...
PODÍA ESCUCHAR CON CLARIDAD LA VOZ DE THEO contándole sobre cosas de poca importancia, pero honestamente, poco le interesaba lo que tenía para decir. En aquellos momentos era dónde hubiese preferido que fuera un muchacho un poco más superficial, y por más que él estaba muy arraigado hacia las muestras de afecto físico y todo lo que conllevaba, Ivy quizá no tanto. Theo era bonito, eso sí. Tenía los ojos color miel y cabello castaño con unos rulos que llamaban la atención de cualquiera. Pero era el tipo de muchacho con el que se tiene una aventura de medianoche y hasta ahí. Ivy jamás vio material de pareja en Theo, y además, no estaba segura de querer una pareja. No tenía tiempo para eso, y mucho menos lo tendría cuando estuviera en la universidad.
Siempre supo que no encontraría a su pareja perfecta ni en la secundaria ni en la universidad, después de todo era una adolescente a la cuál le faltaba crecer, luego sería una adulta muy metida en la formación de su propia vida y carrera, y estaba bien con ello. No quería dedicarle tiempo a nadie más... Pero, de vez en cuando, sentía que aquel pensamiento la llevaría a terminar sola. Su futuro a veces parecía demasiado incierto y por más que pareciera tener todo arreglado, eso la asustaba de sobremanera.
—¿Vienes a mi casa esta noche? —la invitó el muchacho, extendiéndole el bolso que había cargado hasta la puerta del salón de física como si fuera su escolta. Ella arrugó la nariz.
—Tengo que hacer tarea, y estaré cansada. Quizá en otra ocasión —se excusó Ivy, y luego observó hacia dentro del salón con rapidez mientras sus compañeros entraban. Suspiró, algo nerviosa pues sería la primera vez que tendría que interactuar con aquel rubio exótico—. ¿Quieres saltarte los primeros dos períodos?
Estaba dispuesta a pasar tiempo con Theo y su retorcida y lujuriosa mente con tal de no ver a Jasper después de aquella humillación. Ya ni le importaba. Se encontraba demasiado nerviosa de verlo. Inclusive, sabía que alargar aquello haría peor el inevitable reencuentro que tuvieran. Pero en aquel momento solamente quería estar tranquila.
—¿Ivory Dean queriendo saltearse clases? Quién lo diría —se burló él, jocoso. Ella alzó una ceja, pero entre su cerquillo y los oscuros lentes que llevaba gracias al golpe que le había dado Jessica, el mayor no lo notó. Su flequillo blanquecino escondía un poco la hinchazón del entrecejo, pero los hematomas que se habían formado en sus ojeras y en el puente de su nariz no se irían ni con todo el maquillaje del mundo. Había hecho su mejor esfuerzo por esconder aquello, pero aún así parecía que debajo de sus ojos descansaban unas ojeras violetas.
