39| my imagination's too creative.

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MI IMAGINACIÓN ESMUY CREATIVA

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MI IMAGINACIÓN ES
MUY CREATIVA

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             LO ÚNICO BUENO DE QUE AKENO se hubiese ido era el mero hecho de que ya no sería arrastrada hacia la casa de los Cullen en contra de su voluntad. No contó con el detalle de que los Cullen se arrastrarían a ella, por supuesto.

Aquella mañana despertó con bastante energía a pesar de haber tenido pesadillas que disturbaban sus sueños, y cuando bajó a desayunar se encontró con la ingrata sorpresa de que Jasper estaba parado en la cocina junto a Marissa mientras Lilah desayunaba unas galletas.

—Ah —dijo ella, a quién de pronto se le borró cualquier rastro de sonrisa en la cara—. Tú.

—Tu padre se fue más temprano al trabajo —le avisó Marissa, mientras todos ignoraban la hostilidad de la rubia hacia Jasper—. Y yo tengo que correr hacia el estudio, ¿podrías encargarte de que Lilah llegue al jardín?

Marissa miró su reloj.

—Pero...

—Gracias, Ivy. Nos vemos, Jasper —dijo apurada, y luego le dio un beso en la cabecita a Lilah para después salir y dejar a las dos hermanas en la cocina con el vampiro.

Ahora, casi todo estaba en orden. Reginald había hechizado la sangre de Ivy para que esta no tuviera olor, por lo tanto a Jasper ya no le costaba estar a su alrededor. Aquella era magia bastante avanzada y aunque Aki quiso hacer lo mismo con Lilah, no estaba seguro de poder hacerlo bien. También deseaba poder hechizar la sangre de Ivy él mismo; no quería que estuviera bajo ningún encantamiento de aquel hombre.

Por el momento, aquello funcionaba bien. Sin embargo estaban conscientes de que era un hechizo muy temporal.

Ivy observó con curiosidad a cómo Jasper se mostraba algo tenso alrededor de Lilah; no más de lo normal de hecho, pero ya se había desacostumbrado a ver aquel semblante que solía poner cuando ella estaba con él.

—Akeno se fue hace menos de quince horas, creo que estaremos bien —se limitó a decir en voz baja para que Lilah no los escuchara, mientras se dedicaba a abrir la heladera y servirse un vaso de jugo.

—Le prometimos que las cuidaríamos a ambas —respondió—. Marissa me llamó.

—No necesitamos que estén detrás de nosotros todo el tiempo —masculló, y bebió de su jugo—. Y tampoco quiero que lo uses de excusa para acercarte a mí. Sigo muy, muy molesta.

—Lo sé —dijo. En verdad podía sentirlo casi como si ese sentimiento fuese propio. Y lo detestaba. Lo detestaba demasiado—. Sé que no quieres estar cerca mío, pero yo quiero mantenerte a salvo.

—Puedo cuidarme sola. Lilah, ¿terminaste? —Levantó el plato de la mesa y bajó a la niña del suelo. Lavó todos los utensilios mientras Lilah iba a por su mochila—. ¿Podrías dejar de mirarme? Me estás poniendo los nervios de punta.

miss americana ⚘ jasper haleDär berättelser lever. Upptäck nu