Ivy Dean siempre ha sido una princesa con todas las letras y todo el significado de la palabra. Sin embargo tras la llegada de Isabella Swan al recíproco pueblito de Forks, la brillante reina de la secundaria parece ser la única que nota que suceden...
DOS NOCHES. Solamente tendría que sobrevivir dos noches en casa de los Cullen, y sabía a ciencia cierta que Alice secuestraría a Bella la segunda noche, así que en verdad, solamente era una noche. Pero no podía dejar de pensar en esa noche. Ni en la noche anterior. Quería sacarse la palabra "noche" de la cabeza, en verdad, ya estaba hastiada.
—Podríamos quedarnos, si lo necesitas. Solamente tengo que desearlo lo suficiente para quitarle a tu padre esa idea de la cabeza —le dijo Marissa, mientras estaban sentadas en la cocina. Ella y Michael harían una escapada el fin de semana y luego regresarían antes de la graduación. Ivy arrugó la nariz.
—No, está bien. Deberían ir antes de que los Cullen se vayan a Seattle. —Ivy estaba intranquila con la idea de ellos yendo a pelear con los neófitos, y durante esos días sí necesitaría a Marissa y a su padre cerca—. Estaremos bien. Nos quedaremos con Esme y Alice.
—¿Alguna noticia del lobo? —curioseó la vampira. Ivy bufó al recordarlo. No tenía ni la más mínima idea de dónde se había metido Embry pero hasta dónde sabía, se mantendría un poco lejos de Lilah. Al menos hasta que la disputa con Victoria terminara. Se imaginaba, de todas formas, que aquello lo debía estar matando—. Mejor así. Es decir, ¿qué demonios va a decir tu padre cuando un adolescente esté pululando al rededor de su hija menor? No tiene sentido y no hay forma de que eso quede bien.
—Creo que ni yo le he dado tanto problema con mis novios —bromeó, a lo que ambas rieron.
Aún recordaba la primera vez que su padre había conocido a Riley... Cómo lo extrañaba.
—Hablando de novios...
—No, te lo suplico.
—Tu padre quiere saber qué ocurre entre tú y Jasper. Bueno, en verdad, tu padre quiere saber qué harás con la universidad. Ya estaba bastante irritable con la idea de que te perdieras el curso propedéutico de Yale —le dijo, y ella tembló al recordar la decepción en sus ojos. Si bien estaba más tranquilo después del caótico año que había tenido, quería que Ivy estudiara—. Está preocupado.
—Bueno, es gracioso porque seguramente está preocupado porque yo termine embarazada y eso no va a suceder.
—Créeme que esa preocupación inútil ya se la saqué de su cabeza. No las otras, porque para ser francos, yo también me pregunto qué vas a hacer.
—Bueno, primero voy a esperar a que Victoria esté muerta. Segundo, a que los neófitos estén muertos. Tercero, voy a resucitar a la novia del tipo que me secuestró. Cuarto, voy a asegurarme de que Akeno no esté muerto El quinto paso, y es algo opcional que aún no he decidido del todo, voy a esperar a que Bella esté muerta —sonrió—. No por algo soy el hada de la muerte.
