❄️Capítulo 50❄️ (FINAL)

260 44 97
                                    

• <❇≫───•◦ ❈◦•───≪❇>

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

• <❇≫───•◦ ❈◦•───≪❇>

Las preguntas abrumaron la mente de Leonard. ¿Qué hacía Candy allí? ¿Estuvo allí todo el tiempo? ¿Había escuchado todo?

—Pequeña —volvió a decir, con la voz quebrada—. Qué... ¿Qué haces aquí? —tartamudeó. Estaba temblando.

Pero Candy no podía hablar. Estaba llorando con fuerza, con miedo, con decepción. No quería aceptarlo, no podía, incluso cuando lo había escuchado de su propia voz.

—Leonard... —sollozó.

—Lo siento mucho —susurró él. Su voz trémula.

—Tengo mucho miedo —lloró Candy.

—Pequeña... —comenzó a acercarse.

—¡No! —Gritó ella con terror estirando las manos al frente—. Por favor no —negó con la cabeza.

No quería que se le acercara. Estaba tratando de procesar todo.

Leonard quería abrazarla y secar sus lágrimas. Quería decirle que no tuviese miedo, que él iba a protegerla. Pero el mundo le había caído encima. Porque él había causado esas lágrimas y ese terror. Era de él de quién quería ser protegida. Era por él que lloraba. Y no había nada en el mundo que pudiera destrozarlo como aquello.

Lleno de cólera y desesperación comenzó a llorar con furor.

La luz de la luna entraba por la ventana, mientras afuera nevaba. Nadie hubiese podido imaginar, que dentro se encontraba el asesino del viejo hotel Morgantown, llorando, con el corazón roto. Mientras el amor de su vida lo miraba aterrada desde su apreciado piano, y junto a la ventana, inmóvil, el hombre que se había obsesionado con él.

Noah y Candy lo observaron llorar con el mismo miedo, sin poder moverse. Leonard se cubría la cara con una mano mientras con la otra seguía sosteniendo el arma.

La realidad era que los tres querían huir de ahí.

Cuando Leonard apartó la mano de su cara, sus largas pestañas brillaban por las lágrimas. Los ojos verdes lucían opacos. La cara completamente roja.

—Yo no quería ser un asesino —soltó, con la voz quebrada—. No quería matar... Yo... Yo solo quería tocar el piano. Era lo único para lo que quería usar estas malditas manos, pero... pero entonces la vida no me dio opciones. Te juro que nunca intenté hacerle daño a nadie. Sólo... —rompió a llorar—. Sólo intenté sobrevivir.

Era un niño. Un niño indefenso que le faltaba el aire. Parecía no caber en el mundo. Parecía necesitar un abrazo. Pero Candy no podía moverse. Estaba aterrada.

Leonard lloró con fuerza. Lo que más le dolía en aquel momento, era haber perdido la última esperanza de la oportunidad que había deseado toda su miserable vida. Y esa esperanza, por encima de todo, era Candy. Perderla era como haber perdido la vida. Sentía el corazón destrozado, porque, si pudiera haberlo hecho mejor... si tan solo hubiese podido hacer una sola cosa diferente, que hubiese cambiado aquel trágico final, dónde ella veía la verdad detrás del Leonard del que se había enamorado, de verdad lo hubiese hecho. Porque ahora no podía mirarla a los ojos. No sé atrevía a enfrentarse a la mirada de terror, que alguna vez, llegó a mirarlo con tanto amor.

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Where stories live. Discover now