❄️Capítulo 25❄️

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Cuando Leonard dio otro paso adelante, el chico intentó retroceder, pero chocó contra el auto, acorralado.

—Ah... es que... No lo sabía —tartamudeó.

Leonard aún tenía las manos en los bolsillos, sólo dedicándole una mirada gélida que podía helar hasta la sangre.

—Eres hombre muerto —masculló.

—Por favor —suplicó con la voz trémula, pero luego se aclaró la garganta—. Todos están escuchando... no puedes hacerme nada, porque...

—Todos saben —parpadeó, y sonrió con amargura, dando un paso atrás—. Que soy un asesino —otro paso atrás—. Y aquí estoy de todas formas. Trayendo la cocaína que tienes en el bolsillo —volcó la mirada, dirigiendo sus ojos a Candy por primera vez en demasiado tiempo.

Cuando los ojos verdes la encontraron, Candy perdió la respiración. Pero él sólo la miró por unos segundos antes de volver a mirar al chico de gorra y chaqueta frente a él, y luego a los otros dos a su lado.

—Lo tendrán fácil sólo por ésta vez —bramó, ronco, lamiéndose los labios con amargura—. Sólo arrodíllense. Y supliquen el perdón de la pequeña.

—Jah —rió el rubio pequeño—. No me das miedo, mierda de asesino del hotel Morgantown, anda a meterles miedo a los estúpi... —y no había terminado de hablar, cuando un golpe le había volteado la cara.

Leonard miró al chico de la chaqueta, con la cara inexpresiva cómo si no acabara de cerrarle la boca con un golpe a su compañero. Y no pasó mucho entre esa mirada asesina antes de que el chico se arrodillara, instando a su amigo a hacerlo también.

Mirando a Candy, el chico de la chaqueta tembló.

—Perdóname, por favor.

Y Candy estaba estupefacta, pero las palabras salieron de su boca antes de darse cuenta.

—No —exhaló.

Y un golpe le volteó la cara también al chico de la chaqueta. La gorra de béisbol salió volando.

—Vuelve a pedir perdón —Leonard cerró los ojos con amargura, y apretó los dientes—. Hasta que te perdone —abrió los ojos de fuego verde ardiendo en su interior.

Fue allí cuando Candy supo que si seguía diciendo que no lo perdonaba, iba a desfigurar al chico. Y no quería que Leonard se metiera en problemas.

—Perdón —suplicó de nuevo el chico de la chaqueta—. Por favor, perdóname.

Pero Candy no respondió, sólo caminó hacia Leonard, parándose frente a él, alzando la cabeza para mirarlo directo a los ojos. Estaba temblando, sobre todo por estar tan cerca de él después de tanto tiempo.

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora