❄️Capítulo 31❄️

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Elizabeth arrancó con prepotencia, alejándose a gran velocidad de aquel lugar. Candy la miró abrumada.

—Elizabeth... —comenzó a decir.

—No voy a llamar a la policía. Sólo tuve la mala suerte de verlo, pero no voy a verme involucrada de nuevo en algún interrogatorio por haber estado en el mismo lugar que un maldito muerto —esnifó la nariz obstruida de lágrimas.

Candy se sentía muy mal, pero la entendía. Y al mismo tiempo estaba alucinando por el rubio muerto en el campus. Leonard era todo lo que pasaba por su mente. ¿Pudo haber sido el responsable? No. No era un asesino. Y el chico en el árbol parecía haberse suicidado. ¿O eso era lo que habría querido que parezca su asesino?

No sabía qué pensar. No sabía qué sentir. ¿Tenía derecho a sentirse aliviada ahora que el rubio no podría seguir acechándola? No estaba segura.

—Esto es terrible —siguió llorando Elizabeth—. Estoy muy asustada. Tengo miedo de poder ser la próxima víctima.

Quería decirle que se tranquilizara, que no iba a ser ninguna víctima. Pero no se atrevía a decir nada. ¿Elizabeth pensaría que Leonard tenía algo que ver? No quería averiguarlo. Así que permaneció callada hasta que llegaron a la casa de Hannah. Elizabeth se limpió las lágrimas antes de bajar y se retocó el maquillaje.

—Candy —la miró—. No digas nada de esto. Mañana cuando todos se enteren debemos fingir que no vimos nada esta noche.

Ella asintió. Estaba de acuerdo en no querer hablar nada al respecto.

Hannah las recibió con una sonrisa amable sin decir nada, y las guió en silencio hasta la sala, dónde yacían sentada Lily, y además un hombre y una mujer de aspecto recatado. También había un chico con aire de rebelde, pelinegro de ojos azules, con las piernas montadas en la mesa y los brazos cruzados.

—Papá, mamá, ella es Candy. Es nuestra nueva compañera de matemáticas. Estudia medicina también —informó Hannah, y entonces miró a Candy—. Estos son mis padres. Y éste mi hermano, Hunter.

—Un gusto conocerlos —dijo Candy.

Los padres de la chica sólo esbozaron una sonrisa forzada, y el hermano permaneció inmóvil, con aquella apariencia de odiar su propia existencia.

—Entonces iremos a estudiar —Hannah hizo una pequeña reverencia, y Lily se levantó detrás de ellas.

Cuando llegaron a la habitación, Hannah suspiró fuerte, como si hubiese estado conteniendo el aliento. El resto de las chicas la miraron en silencio. Candy sentía que comprendía la sensación de Hannah como si fuera la suya propia.

Hannah caminó cabizbaja y se sentó en la cama con otro suspiro.

—Bueno, ya lo han visto. Mis padres han vuelto. Ya saben por qué. El chico muerto en nuestra casa. Aj —se llevó las manos a la cara y se lanzó a la cama—. Además de tener que lidiar con ellos, esa imagen no sale de mi cabeza.

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Where stories live. Discover now