❄️ Capítulo 9 ❄️

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No podía evitar llorar. Las lágrimas caían como una cascada por sus mejillas mientras viajaba en el autobús de regreso a su residencia con la cabeza pegada a la ventanilla.

Sabía que había cerrado un acuerdo peligroso, en donde no tenía más opción que terminarlo, porque no podía ni imaginarse lo que pasaría si dejaba a Leonard plantado con aquella mercancía. Pero también le resultaba difícil aceptar que una vez cerrado el acuerdo, sería ella quien tendría que cargar con la droga. ¿Qué haría después? Tendría que deshacerse de eso, por supuesto, ¿pero cómo? No sería tan simple como echarlo a un cubo de basura, ni mucho menos andar por ahí con el peligro de que alguien la descubra. Maldita sea. No tenía que estar pasando por aquello y esa era la razón por la que lloraba. No sabía qué le pasaba, pero definitivamente estaba mal. Y hasta ahora se daba cuenta. ¿Cómo se le ocurría hacer semejante estupidez? Cavar su propia tumba se le llamaba a eso.

Cuando llegó a su habitación, lo primero que hizo fue llamar a sus padres. Contestó su papá.

—Hola. ¿Acabas de llegar de la universidad?

Escuchar la voz de su padre le causó nostalgia. Lo sentía como una despedida, no sabía qué le depararía el destino mañana.

—Hola, papá —susurró, y un suspiro se escapó de sus labios—. ¿Cómo estás?

—Ah, bien, ya estoy acostado para dormir, hoy fue un día agotador.

—¿Y mamá?

—Dormida hace mucho rato. Si llamaras un poco más temprano la encontrarías despierta. ¿Aún no quieres un móvil?

—No —se apresuró a contestar—. Llamaré mañana.

Las lágrimas salieron de sus ojos sin previo aviso. Ésta vez por sus padres. Se esforzaba tanto en ser la mejor para ellos, en ser la hija ideal que ellos querían, y aún no lograba conseguir al menos una pizca de su amor, de su atención. En ese momento pensó que quizás estaría bien comprar aquellas drogas, y consumirlas todas, para olvidar todo, o tal vez morirse de una buena vez.

—¡Aj! —se lanzó las manos a la cara, frustrada. ¿Qué estaba pensando? No se quería morir. Podía seguir rogando el amor de sus padres un poco más. Tal vez después de graduarse como médico al igual que ellos al fin lo lograría.

Se secó las lágrimas deseando sólo un abrazo, y pensó en Nathaniel. Tal vez podría llamarlo. Escuchar su voz, al menos, para pretender que todo estaba bien y olvidar, como si fuese una droga humana.

Él no contestó primero, pero ella volvió a llamar y entonces atendió,  de prisa.

—Candy, mi amor —su voz agitada—. ¿Estás bien?

Ella tardó un poco en reaccionar. Quería llorar contando sus desgracias para desahogarse, pero no quería arruinarlo con él.

—Sí —mintió, intentando no sonar cabizbaja—. ¿Tú cómo estás?

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Where stories live. Discover now