❄️ Capítulo 41 ❄️

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Emprender el camino nevado de nuevo junto a Leonard, le causaba tanta emoción como tristeza. Quería dejar de sentir que estaba haciendo algo malo mientras se sentía tan bien. Respiró profundo mirando por la ventana, y luego al otro lado, a Leonard.

—¿Por qué el invierno resulta tan triste? —preguntó.

—Tal vez porque es frío. Y el frío causa aflicción —respondió él. Pero luego frunció el ceño, como si lo pensara mejor—. Y quizás también porque es blanco. Y simple. Supongo que sienta mejor un mundo verde, lleno de flores de colores. Parece menos triste. Pero no significa que lo sea. Al menos a mí se me hace menos triste el invierno ahora que estás tú. Porque cuando no estabas daba igual la estación que fuese. No había color.

Candy rió.

—Estoy de acuerdo con que un mundo verde sienta mejor. Y a dónde quiera que vaya contigo el verde está allí.

Ésta vez rió él.

—Soy tan feliz de estar contigo —susurró, y la tomó de la mano. Candy sonrió, pero enseguida pensó en Noah, en el chico muerto y en la foto de su cadáver. No quería hablar de eso ahora. No quería arruinar el momento de magia que anhelaba y usaba para escapar de la realidad. Pero tenía un nudo en el pecho. Y aunque apretó la boca con fuerza, tuvo que expresar el miedo que sentía.

—Tengo miedo de Noah... —comenzó a decir, pero se tapó la boca con ambas manos y las lágrimas quemando sus pestañas.

Leonard no se inmutó.

—Así que después de todo, era él. He escuchado las noticias —asintió con la cabeza.

—Leonard —sollozó ella—. Creo que él... estuvo en mi apartamento. Causó un desastre y.... dejó una fotografía del cadáver del chico que lo golpeó —dijo con la voz trémula.

Fue en ese momento que Leonard pareció perder el control. Frenó con brusquedad y volteó a mirarla con furor, los ojos muy agrandados, la boca entreabierta y el ceño fruncido. Estaba temblando. Exhaló con fuerza antes de volver a mirar al frente.

—¿Una fotografía del cadáver? —masculló, eufórico—. Ese maldito hijo de puta...

—Es por eso que salí huyendo junto a Lily...

Él recostó los brazos del volante, y posteriormente la cabeza sobre los brazos. Candy sólo podía mirar su mandíbula apretada. Y alcanzó a escuchar, por lo bajo, que Leonard murmuraba:

—Voy a matarlo.

Pero entonces pretendió no haberlo escuchado. Volteó a mirar por la ventana. Las sirenas de la policía sonaban por todos lados. Las patrullas iban y venían, dando vueltas por cada manzana en busca del prófugo asesino. Ella se sentía muy nerviosa. De pronto sintió la mano de Leonard entrelazándose con la de ella y volvió a mirarlo. Él tenía los ojos entrecerrados, carentes de humor.

Hermosa Pesadilla [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora