Los secretos del Bosque [+18]

Nuevo lienzo

Ya terminaron las clases, salgo de aquel edificio, que parece una cárcel. Corro por las calles del pueblo, en dirección al bosque, la sonrisa en mi rostro resplandece.

Marcos a logrado convencer a Él, para que trajera un lienzo, ni si quiera me importa su nombre, solo leí la información básica, y mis ganas de matarlo se duplicaron.

Descripción de mi lienzo: hombre de 51 años, vivía con su hermana, y sus dos sobrinas de 8 y 6 años. El hombre violo por dos años a sus sobrinas, antes de que su madre se enterará. La mujer decidió darle el consentimiento a su hermano para que siguiera haciéndolo, mientras ella estuviera en presencia. El padre de las niñas jamás se hizo presente en su vida. Mi víctima es alcohólico, y violador, físicamente alto y gordo.

Deseo profundamente no solo torturar al hombre, también quiero hacerlo con la madre de las niñas ¿Cómo es posible que permitiera eso?

Me dirijo por el sendero, que me lleva al centro del bosque, allí, cómo Marcos me había dicho está el hombre, tirado en el suelo, con una mordaza, atado de pies y manos. A su lado, mi tiento (la herramienta que se utiliza para apoyar el lienzo de papel).

Mis pinceles están esparcidos a su alrededor. El hombre intenta gritar, pero la mordaza se lo impide.

Sonrió ante su rostro, está intentando fingir que no tiene miedo, pero puedo notar en sus ojos el terror, ese terror que alimenta mi deseo de hacerlo sufrir, retorcerse de dolor...

-Un gusto-Digo mientras me agachó a su lado- Te diría mi nombre, pero en verdad es un privilegio que no te mereces-

Lo rodeo y empiezo a desatar sus pies, el hombre intenta pegarme una patada, que esquivo con facilidad.

-¿Cómo es tu nombre?-Pregunto aunque la verdad no me interesa en lo absoluto.

Le saco la mordaza, mi víctima me mira con odio, antes de hablar.

-¡Perra! Suéltame-Exige.

-Creo que no estás entendiendo-Digo rodando los ojos-Aquí tu palabras valen lo mismo que tú, es decir NADA-

-¡Puta barata!-Grita.

-¿Acaso no sabes hacer más que insultar?-

-¿Por qué estoy aquí? ¿Qué rayos quieres?-Pregunta, su tono es de exigencia.

Me cruzo mirándolo fijamente, Miles de imágenes vienen a mi mente, torturado, sería genial, pero antes quiero ver el miedo desbordando por sus ojos.

-Tú sabes porque estás acá-Respondo con obviedad.

Camino hacia mi bolso, dónde están todos mis tipos de pinceles,pinceles de pintura, cuchillos, pinzas, barras eléctricas y muchos más, entre ellos, mi favorito, mi daga.

Agarró un cuchillo, y camino hacia el hombre.

-Mirame -Exijo, pero no lo hace.

Con el cuchillo, lo obligó a girar su cabeza en mi dirección, ocasionando un pequeño corte en su cuello.

-Mirame, y agradece que aún puedes hacerlo, porque cualquier plebeyo cómo tú, tendrá que pagar con su vida, por tenerme en su presencia-

El tipo no responde, veo la furia en sus ojos, y sonrió ante eso.

-¿Sabes? Vamos a jugar al juego de las Calaveras, supongo que no lo conoces, pedo tampoco me importa-

Desató, sus manos, el hombre se levanta de inmediato, intentando venir hacia mi, pero con el primer golpe que intenta darme, con una técnica perfecta, lo inmovilizo.

-¡PERRA! SUELTAME-Grita.

-Todavía no haz entendido que yo soy quien manda aquí- Respondo, aplicó un poco más de fuerza, el hombre grita, y en poco tiempo escucho un "clack" indicando que le eh quebrado su brazo.