Los secretos del Bosque [+18]

"Interesante"

La noche pasa, ya es de madrugada, pero igual falta mucho para que amanezca, sigo aquí, sentada en el escritorio, mientras con la computadora hago lo que Conciencia llama "interesante".

Eso no es interesante, lo que es interesante, es lo que viene después.

Bueno, listo ¡A dormir!

Me acuesto en mi cómoda camada y en cuestión de minutos caigo en un profundo sueño.

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La alarma suena, y me preguntó mentalmente a quién se le ocurrió que la universidad debía de ser tan temprano.
Me levanto enseguida, cuando recuerdo lo que eh estado planeando desde anoche.
Entro al baño, y después de hacer mis necesidades, salgo con una sonrisa, bajo las escaleras ya con mi uniforme y mi mochila, salto de escalón en escalón, no sé porque tampoco es que sea lo más grandioso que eh hecho, pero por alguna razón estoy muy feliz.

¡Pues claro, la razón es muy razonable!

¿Qué? Tú razonas lo que dices.

Si, yo razonó lo razonable porque yo tengo razón.

Ignoro a Conciencia, mientras pienso que la loca aquí no soy yo, si no mi conciencia.

Al llegar a la cocina, encuentro a mis padres sentados en la mesa, y me uno a su desayuno.

Voy a clases y hago la misma rutina que siempre, bueno a excepción de discutir o hacer enfadar a los hermanos Skaller, con Olivia nos estamos llevando genial, aunque bueno, soy una persona sumamente desconfiada, yo no la llamaría "amiga", pero de igual modo me cae muy bien.

Al terminar a clases, camino a casa, y al llegar abro la puerta, como es costumbre mis padres no están, pero si hay una nota pegada a la heladera, "Hija, vamos a visitar esta noche a los vecinos, alístate si quieres ir", dice una notita, luego veo otra nota "Cuando lleguemos a casa te explicamos, te amamos".

Mi sonrisa se expande al leer las notas, subo los escalones de dos en dos, en mi cuarto, me tiró a la cama y miro el celular, esperando ansiosa que las horas pasen.

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"Toc toc" escucho como golpean la puerta de mi habitación, seguido de la dulce vos de mi madre.

-Kayla, vamos ¿Ya estás pronta?-Pregunta Julia a través de la puerta.

-Claro, ya salgo-Respondo.

-Bueno, te esperamos abajo-Contesta.

Escucho sus pasos alejándome, me acomodo un poco el cabello, y me admiro al espejo.

Definitivamente soy una diosa.

Vanidosa, eso es lo que eres.

¿Envidiosa? Yo solo tengo unos ojos que me permiten admirar mi belleza.

¡Vanidosa!

Solo tengo una autoestima por los cielos, pero tú eres una envidiosa.

Después de admirar como me queda el vestido negro que se me ciñe al cuerpo como si fuera una segunda piel, bajo hasta la cocina donde están mis padres.

-¡Qué hermosa mi princesa!-Exclama ni madre al verme.

-Gracias-Respondo.

-Estas divina, pero debemos irnos que se hace tarde, no quiero darles una mala impresión a los vecinos -Dice Luis.

Claro, como siempre, buscando la aprobación de los demás.

Salimos de la casa, y nos subimos al auto, disimulo mi felicidad, no estaba segura de que mis habilidades como hackers funcionarán está vez. Bueno, digamos que lo que hice fue, hacer que mis padres recibieran una invitación del patriarca, el señor Skaller, y que en su agenda se marcará la cena con mi familia, para darle la bienvenida a el pueblo.

El auto se frente la gran mansión, dos guardias abren el portón y nos dan el acceso para estacionar dentro de la propiedad.

Al bajar me encuentro con el señor Skaller, una mujer que supongo es su esposa y sus 5 hijos. A diferencia de sus padres ellos no tienen una sonrisa y cara de amabilidad, tienen cara de querer matar a alguien.

¿A ti?

Puede, pero sería un honor morir a manos de tales reyes.

Claro, si algún día sucede apostaría mil veces por ti.

Ayy, gracias, tienes fe en mi.

No, solo conozco de lo que eres capaz cuando pierdes el control.

Dejo la charla con Conciencia, y camino junto a mis padres.

-Buenas noches-Saluda Luis.

-Buenas noches, bienvenidos -Responde el señor.

Me pongo recta, mejorando mi postura, cualquiera se intimidan con esa voz, parece la típica voz de esos militares de película.

Si esa es su voz "normal" no me imagino cuando se enoja.

Prefiero no averiguarlo.

-Tu debes ser Kayla-Dice la mujer con una dulce voz.

-Si, un gusto-Digo.

-Eres divina-Dice.

-Muchas gracias, usted también-Respondo.

Mi padre y el señor Skaller inician una conversación, mientras yo hablo con la esposa.

-Oh, querida, no me trates de usted, dime Bianca-Dice con una sonrisa que correspondo.

-Bueno, entrenos-Invita el señor Skaller.

Al entrar una gran, que digo "gran", inmensa, gigantesca sala nos recibe, sillones negros adornan el lugar, una gran estufa y decoración evidentemente lujosa.

-Kayla-Llama el señor -Supongo que conoces a mis hijos-Dice.

-Si, señor Skaller-Respondo.

-Espero y mis hijos te hayan tratado bien-Dice.

-Ohh, por supuesto, sus hijos son un amor-Le digo, intentando ocultar el sarcasmo en mi voz.

-Muy bien-Responde.

-Bien, pasemos a comer -Interviene Bianca.

Pasamos a un comedor, miro a Luis y Julia, a ambos parece que los ojos, mientras observan los caros y divinos elementos que adornan el comedor. Una mesa grande y larga, está en el centro, arriba un hermoso candelabro, en la mesa ya están puestos los cubiertos, vasos, servilletas y más.

Todos pasan a sentarse, los hermanos se sientan uno al lado del otro, a lo largo de la mesa, el señor Skaller en la cabecera de la mesa, a su lado está Bianca, seguido de mis padres, y yo quedé enfrente de Brandon, y al lado de Julia.

-¿Qué los trae a este pueblo?-Pregunta Bianca, supongo que intenta crear una charla mientras se sirve la comida.

-La tranquilidad, y que queda cerca de los negocios -Responde mi padre.

¿Tranquilidad? ¿Dónde? ¿Por qué no la encuentro?

-Además nos parece un lugar genial, para terminar de criar a nuestra hija-Agrega Julia.

¿Terminar de criarme? ¿Qué tengo? ¿5 años?

-Ohh, si, es un pueblo perfecto en ese caso-Agrega Caleb, al parecer soy la única que nota la ironía en su voz.

La conversación prosigue, un poco incómoda tal vez. Estoy segura que otra persona en mi situación, no podría aguantar la risa, pues esto es demasiado falso y aunque me parece muy gracioso, soy muy buena ocultando, camuflando y disimulando, las emociones.

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