Los secretos del Bosque [+18]

Huída

Brandon me suelta cuando se da cuenta que apenas logro conseguir el suficiente oxígeno.

Me levanto como puedo, el pelinegro sigue esposado a la cama, sus hermanos me miran de arriba a bajo sin disimular.

Bien, el plan no era así.

¿Cómo se supone que esperabas que sucederá?

La verdad, no lo tenía muy planeado... Tal vez esperaba poder esposar a los 5 y dejarlos con las ganas.

Debiste pensar que no puedes, con todos a la vez.

¿Tú crees? ¿Qué apostamos?

Puedes contra 4 hombres fácilmente, pero no con cuatro de estos hermanos, ellos también saben técnicas de pelea.

Ahora solo queda intentar...

Intenta no morir en el intento.

Como puedo corro rápidamente hacia la puerta y corro bajando las escaleras hasta esconderme en una habitación.

¿No que ibas a luchar contra ellos?

Soy valiente, no estúpida.

Si, tú dices...

¿Qué estás insinuando Conciencia?

Digamos, que no es muy inteligente esconderte en lencería en una habitación cualquiera.

Lo sé.

Sobretodo, cuando hay empleados que te pueden ver.

No, no los hay.

¿Cómo estás tan segura?

¿Qué crees que hice cuando supe que me tenía que mudar aquí?
¿Un berrinche?

No, investigue a los Skaller.
Acosaste a los Skaller.

Cómo sea, lo que sé, es que cuando sus padres se van, los empleados igual, a excepción de los guardias.

Escucho un ruido afuera de la habitación, y sé que los hermanos me están buscando.

-¡MALDITA SEAS KAYLA!-Escucho el grito de Aarón.

No creo que estén muy felices de que dejara a su hermano esposado, con esposas reforzadas, únicas y especiales, las cuales solo se abren con la llave que escondí súper bien.

Miro la habitación en la que estoy, y me doy cuenta que es una gran biblioteca.

Jamás ví tantos libros en mi vida...

Empiezo a caminar por el lugar, estanterías llenas de libros, escritorios, y sillones negros adornan el lugar.

Camino entre los libros mirando sus títulos, y agarró uno de historia, no es que ame la historia, pero con lo grande que es la mansión dudo que puedan encontrarme aquí, así que mejor me entretengo leyendo.

Paso por los pasillos llenos de libros, hasta el fondo de la biblioteca, y cómodamente me siento en un sillón, agradeciendo que hay una manta sobre él. Me tapo y comienzo a leer con interés.

No sé cuánto tiempo pasa, pero me quedo dormida en el sillón.

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