Calaveras.

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Narra Deán.

Hoy, al fin junto a mis hermanos podríamos terminar de acabar con el asunto de Raimon, ese hombre, nos traicionó, él es un empresario, exitoso a la vista de muchos, pero nosotros bien sabemos que en verdad solo es fachada. Se dedica a las drogas, o eso nos había dicho, evitó decirnos que su nuevo negocio era la trata de blancas. Eso desató nuestra ira, no solo por el hecho de creerse más listo que nosotros al pensar que no sabríamos su secreto, nos enfado el hecho de que se dedicará al trata de blanca. Mis hermanos y yo podremos ser asesinos despiadados, tenemos negocios ilegales, pero jamás, entraríamos en los negocios de trata de blanca.

Raimon, fue atrapado por nuestros hombres, cuando intentaba salir del país, estuvo desde hace 2 días en el sótano de la mansión, porque teníamos más asuntos que atender.

Ahora por fin, se encuentra tirado a nuestros pies en el bosque. Él sabe lo que le hacemos a tipos como él, por eso ruega nuestro perdón, pero por más que suplique solo consigue que nuestro placer se intensifica. Si, sueno como psicópata, tal vez lo sea, no lo sé, tampoco me interesa, ahora solo me importa divertirme con este hombre.

El hombre es desatado y levantado sin delicadeza por Brandon, y aunque suplique por piedad nadie se la concede.

-Tienes 5 minutos-Dice Caleb.

-Yo, no,....pee..r..don-Tartamudea Raimon.

Él sabe cómo funcionan las cosas, cómo nos divertimos. Siempre traemos a nuestras víctimas al bosque, los dejamos correr y esconderse, para luego de 5 minutos salir a jugar. El juego es simple, quien lo encuentra, lo tortura, y siempre hacemos apuestas entre nosotros. Si, puede sonar un poco desquiciado, pero el juego preferido mío y de mis hermanos de pequeños era el tesoro escondido. Ahora jugamos a la rata escondida, porque las personas que matamos son elegidas por una razón, traición. Hay veces donde queremos jugar pero no hay nadie vivo que nos haya traicionado, por eso elegimos a violadores, secuestradores, traficantes de órganos, traficantes de trata de blanca o personas de ese estilo.

Somos una familia de asesinos, y aunque no justifico nuestros actos, amo ver cómo la gente se retuercen bajo nuestros cuchillos, en lo personal prefiero las armas blancas antes que las armas de fuego, aunque estoy lo suficientemente entrenado para manejar cualquier tipo de armas.

-P...e....rd..on-Volvio a decir Raimon.

-Las calaveras jamás perdonan la traición -Responde firme Aarón.

El tipo sin más que hacer se levantó, y corrió, perdiéndose así en la maleza del bosque.

Por más que corra jamás logrará salir del bosque, estamos en el centro del bosque, para salir solo existen dos senderos, y si de casualidad encontrar un sendero demoraría mucho en llegar al pueblo, además lo encontraríamos antes de que escapara.

Veo a mis hermanos, Aarón está afilando un cuchillo, Brandon está hablando con Caleb, y bueno, Ekaitz está mirando un punto fijamente.

-Ekaitz-Lo llamo- ¿Qué miras?-

El se da vuelta y se encoje de hombros restándole importancia -Nada-

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Narra Kayla

-Las calaveras jamás perdonan las traición-

Esas fueron las palabras que hicieron prestar atención 100% a la situación, no pude evitar que una sonrisa se planteará en mi rostro.

Calaveras, no saben cuánto deseaba verlos.

Ahora este pueblo será más divertido....

Se bien como es el juego de las Calaveras, ese juego en el que nadie más que ellos quieren participar, exepto yo, estoy dispuesta a participar, pero desde las sombras.

Antes de que el reloj marque los 5 minutos, avanzo en la misma dirección que ví a ese hombre marcharse, escucho como conversan a lo lejos los hermanos pero no les presto atención.

Corro, las ramas chocan contra mi cara, mi cabello vuela con el viento.Agudizó mi oído y escucho un sollozo.Detengo mi correr, y camino, con la daga en mi mano.

Logro ver al hombre, está intentando trepar un árbol, pero no lo está logrando, camino en su dirrección, y aplaudo. Es tanto el susto que recibió el hombre, que cayó al suelo, cuando se gira y me ve, su cara de miedo es reemplaza por la confusión.

-¿Tu quién eres?-Pregunta.

-¿Me creerías si te digo que soy la muerte?-

-No ¡¿Quién eres?!-

-Bueno, no soy la muerte, pero puedo provocar tu muerte-Respondo simple.

-¿Qué?-

-Dime, tal vez pueda ayudarte, ¿Qué has hecho para que los hermanos te quieran matar?-

-¡¿Qué quién eres?!-Exige saber elevando su voz.

-A mi nadie me grita- Le digo con calma.

Me acerco a el, y cuando intenta levantarse le pateó las costillas logrando que vuelva a caer.

-Te puedo salvar¿Qué has hecho?-Al ver qué no responde formuló otra pregunta -Sabes ¿Yo también estoy encontrá de los hermanos, puedo ayudarte, solo responde ¿Por qué quieren matarte?...Si no me responden te quitarán la vida....y si me responden hay alguna posibilidad de que esto no pase -

-Yo tengo negocios de trata de blanca-Dice ya rendido.

¡Matalo! Los hermanos no tardarán en venir.

Me agachó hasta su altura, y me acerco a su oído.

-Lamento decirte, tu muerte no será digna de un cuadro- Le susurro.

-Idiota ¡Me dijiste que me salvaría!-

-No, no, yo dije que podía salvarte, no que lo haría - Le respondo.

Con mi daga se la clavo en n su entrepierna.

-AAAAHH-Su grito me rompe los tímpanos, de seguro los Skaller ya saben dónde estamos.

Muevo la daga, aún clavada en su carne, de un lado al otro, sus gritos no paran, saco la daga, y se la clavo en la yugular.

-No tardarás en morir desangrado, pero antes de hacerlo diles que no me intenten controlar, porque los tengo vigilados-Le ordeno.

Así, sin más, me voy de regreso a casa, con mi daga en mano, y mis brazos llenos de sangre de una escoria.

No conocía a ese hombre, pero al decirme el motivo de que los hermanos lo quisieran matar, automáticamente me generó un odio hacia él. Me hubiera gustado torturarlo más, pero los hermanos no tardarían en llegar al lugar.

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Holaa ¿Cómo están?...Porfavor si les ha gustado el capítulo,no olviden comentar.

Los secretos del Bosque [+18]Where stories live. Discover now