CAP X

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Sherry parpadeó sintiendo un fuerte dolor por todo el cuerpo. Su visión estaba borrosa y sentía que la cabeza le daba vueltas. Tenía las manos atadas sobre la cabeza y sentía la fría brisa que corría por la habitación engancharse en su cuerpo. El mareo no desaparecía, se sentía confusa y no notaba ni veía a Gin por ningún lado.

¿Dónde cojones estaba?

"Vaya, ¿Ya te has despertado?" Preguntó un joven acercándose a ella para levantarle la barbilla. "Parece que se han divertido mucho contigo esta noche, aunque si estás dormida pierde parte de su gracia ¿no crees?"

"S-sueltame capullo." Dijo con dificultad intentando que las lágrimas no brotasen de sus ojos. Le seguía doliendo mucho la cabeza y sus recuerdos eran demasiado borrosos, pero el pánico se apoderó de ella cuando un fuerte dolor de la parte baja de su abdomen le hizo imaginarse cosas desagradables.

Él hombre le miró agarrándole fuerte por la barbilla. "¿Qué te parece si ahora te diviertes conmigo?"

"Daeko, no deberías acercarte a ella. Estamos aquí para vigilarla, no sabemos cuando volverán." Escuchó comentar a lo que parecía ser su compañero, notándolo acercarse solo un par de pasos.

"Tú cállate y dedícate a vigilar desde fuera." Le contestó haciendo que se marchase. "Puto novato entrometido."

Sherry se intentó desprender de su agarre inútilmente, con la poca fuerza que tenía, todavía no era capaz de verle con claridad, y él, era más corpulento y tenía mucha más fuerza que ella.

"No protestes, no hay nada de que preocuparse, mañana tampoco te acordarás de nada." Se rio el chico con un tono tranquilo a la vez que arremangaba su vestido.

Ella sintió como su piel se volvía más fría e intentó liberarse del agarre de su muñeca para desprenderse de él, pero él seguía avanzando sin que sus protestas le molestasen lo más mínimo. Reunió todas las fuerzas para golpearle en sus partes bajas y hacer que se apartase de ella rompiendo una pequeña mesa de cristal que tenía justo al lado.

"Puta zorra." Protestó el chico levantándose del suelo y desenganchándose un trozo de cristal que se le había enganchado en el brazo antes de girarse y volverse a abalanzar sobre ella más bruscamente.

"Suéltame, joder." Sherry notó sus uñas clavarse en ella y hizo toda la fuerza que pudo para conseguir liberarse de un brazo y ponerse a palpar por su alrededor buscando cualquier cosa que pudiese lanzarle o utilizar contra él. Notó los pedazos de cristal bajo su palma y agarró un trozo clavándolo rápidamente en su costado.

El hombre gimió de dolor, apoyando las rodillas en el suelo mientras intentaba tapar la hemorragia de sangre que estaba apunto de hacerle perder la conciencia y

Shiho aprovechó ese momento para utilizar el mismo cristal para cortar la cuerda y soltar el agarre de la muñeca que aún tenía atrapada. La cabeza le bombeaba con fuerza y por más que sacudiese la cabeza o se rascase los ojos, el mareo no desaparecía. Pero él problema no era solo su visión borrosa, ya que a su cuerpo también parecía que le costaba reaccionar. Sus piernas flaqueaban y le dolía cada maldito músculo de su cuerpo.

"¿Dónde mierdas te has metido, Gin?" Preguntó débilmente en voz alta, intentando recuperar el aliento lo más rápido que pudo antes de registrar inútilmente la habitación en busca de algo con lo que defenderse, decidiendo coger otro trozo de cristal antes de acercarse a la puerta y salir con cuidado.

Había otro hombre vigilando el pasillo desde fuera y no sabía cuantos más encontraría antes de conseguir llegar a la calle. No sabía donde estaba ni como había llegado hasta ahí, pero tenía claro que no iba quedarse esperando ni un segundo más. Así que respiró hondo y aprovechó el mínimo despiste del hombre para escabullirse hacia la otra dirección del pasillo.

Alas que condenanWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu