CAP III

94 12 0
                                    

"Compraré el ramo de flores más grande que puedan hacerme en la floristería e invitaré a Ran a Tropical Land para que esta vez podamos tener una cita de verdad, estando solo los dos sin los problemas que siempre nos rodeaban." Comentó el detective mientras devoraba el bocadillo que habían pedido en el tren de vuelta a Tokio. "Quiero empezar a tener una racha de buenos momentos a su lado."

"Eso es muy romántico, Shinichi." Comentó Jodie ilusionada por el amor joven que el detective adolescente derrochaba.

"Sabes que todavía no puedes volver al instituto." Le advirtió Akai. "Y mucho menos aparecer por los medios de comunicación o ponerte a resolver casos con la policía como solías hacer antes."

"Lo sé, lo sé. Me mantendré al margen y seré prudente. Lo prometo." Dijo haciendo un gesto firme. "Pero...me muero de ganas por ver a Ran."

"Por dios, que empalagoso te has vuelto." Comentó la pelirroja rodando los ojos.

"¿La científica malhumorada está molesta porque tiene envidia?" Preguntó el detective con un tono burlón.

"Tu amor pasteloso me causa de todo menos envidia." Contestó intentando evitar volver a rodar los ojos o resoplar.

"¿Estás segura? Porque si dejases a un lado parte de ese mal humor y no fruncieses el ceño todo el tiempo, o incluso si solo intentases sonreír un poquito más a menudo, puede que tú también acabases teniendo novio o algún pretendiente interesado en ti."

"Gracias por el consejo, pero ni me hace falta, ni me interesa, gracias. No necesito ningún novio o pretendiente empalagoso." Protestó volviendo a mirar hacia la ventana.

Sus palabras le habían recordado demasiado a su hermana, que se preocupaba innumerables veces por que su hermana menor encontrase lo que todo el mundo llamaba media naranja o alma gemela.

Akai también se acordó de Akemi, pero su recuerdo era algo distinto al que estaba recordando la pelirroja. Akai recordaba la angustia y los nervios en los ojos de Akemi cuando hablaba sobre la vida amorosa de su hermana. Recordaba lo mucho que le insistía en que la vigilase y protegiera de cerca. Los rumores corrían como la pólvora por los pasillos de la organización, y la hermana mayor, no podía ignorarlos ni aún queriendo, y menos cuando la mayoría de veces trataban de su hermana.

"¿No comes?" Le preguntó a la pelirroja llamando su atención mientras veía que no había ni desenvuelto el bocadillo.

"No tengo hambre." Contestó volviendo a desviar su mirada hacia el exterior.

Cuando llegaron a Tokio, el profesor no pudo evitar recibirles con una sonrisa y un abrazo casi asfixiante. Se empeñó en ser él quien los recogiera de la estación y los convenció para que se reuniesen en casa y cenasen todos juntos antes de que volviesen al hotel.

"¿Lo ha cocinado todo usted mismo?" Preguntó Shiho alzando una ceja al ver los platos que había sobre la mesa.

"Bueno, Ran me ha ayudado un poquito." Contestó el profesor rascándose la nuca a la vez que Ran sonreía mientras acababa de preparar la mesa.

Se sentaron a comer charlando agradablemente y abrieron un par de botellas de vino para acompañar el segundo plato. Para cuando llegaron al postre, sus caras parecían más alegres y sus mejillas más sonrojadas.

Shiho se levantó cuando encontró su oportunidad y se escabulló para dirigirse a su habitación.

"¿A dónde vas?" Preguntó Kudo mientras aceptaba el trozo de pastel de limón que Ran había preparado. "¿No quieres probarlo?"

"Estoy cansada del viaje, voy a descansar un poco." Contestó sin esperar mucho más para desaparecer en el sótano.

No se sentía borracha, pero la cabeza le daba un poco de vueltas. Hacía mucho tiempo que no bebía y casi el mismo que no se emborrachaba. Anteriormente había tenido un poco más de constancia y si le apetecía tomarse una copa a la noche mientras cenaba, lo hacía. Podía admitir que  había conseguido tener un buen aguante con el alcohol, pero ahora había pasado dos años en el cuerpo de una niña y sus hábitos y costumbres eran muy distintos.

Alas que condenanWhere stories live. Discover now