CAP IX

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La casa estaba muy silenciosa cuando Gin llegó y la única luz que había encendida, era la de la entrada. El rubio entró con su sigilo habitual prestando atención a ese silencio tan profundo. A simple vista no parecía que hubiese nadie. Gin frunció el ceño y se dirigió a la planta baja con el paso más ligero. Pero los nervios que habían aparecido se esfumaron cuando la encontró dormida sobre su escritorio bajo la luz tenue del portátil.

Suspiró tranquilamente y encendió la luz del laboratorio antes de acercarse a ella y apoyar una mano en su hombro para despertarla.

"¡No me toques!" Se despertó completamente asustada y con el pulso acelerado.

Gin retrocedió un paso y apretó los labios formando una línea. Solo tenía intención de despertarla, pero ella se veía muy exaltada. "Acabo de llegar. Te has quedado dormida aquí abajo."

Sherry puso una mano sobre su pecho intentando calmar su respiración y levantó la mirada lentamente para mirarle. "Lo siento...m-me has asustado." Dijo notando los nervios por todo el cuerpo. Gin asintió pero no dijo nada y ella aprovechó ese silencio para levantarse y apagar el ordenador. "Voy a ducharme, ahora prepararé la cena." Comentó antes de desaparecer al piso superior.

Hacía mucho que no sentía esos nervios y esa angustia, pero el sueño que había tenido y el susto que se había llevado con la presencia de Gin, le habían hecho revivirlo esa noche. Todavía sentía su corazón latir con fuerza y sentía que la piel le quemaba aún bajo los chorros de agua fría. Era una sensación desagradable que se había obligado a olvidar todos estos años, pero como muchos de sus recuerdos, no podía olvidar con la facilidad que ella quería.

Apagó el grifo cuando sintió que los labios le temblaban del frío y se secó antes de ponerse una camiseta ancha y unos pantalones cortos que tenía como pijama.

Salió del baño para dirigirse a la cocina bostezando y paró el paso sorprendida cuando vio al rubio parado frente los fogones y el agradable olor a comida llegar a su nariz.

Gin bajó el fuego y tapó la olla antes de girarse y encontrarla. Su cara de sorpresa pareció causarle mucha risa. "Que estés conviviendo conmigo, no te convierte en mi chacha, ¿No? Además, que te hayamos aislado aquí, es por seguridad. Fuiste tú la que quiso alejarse de la ciudad. " Comentó como si ella buscase una explicación. "Parece que también se te ha olvidado de que yo también puedo cocinar."

Sherry asintió y se sentó en un taburete cercano mientras lo veía acabar de preparar el resto de la cena.

"Solo le faltan diez minutos de cocción." Le comentó volviendo a tapar la olla. "¿Puedes vigilar el fuego mientras me doy una ducha? No tardaré."

Ella volvió a asentir y se acercó al fuego cuando él se marchó. Para cuando volvió, Sherry estaba acabando de servir las raciones. "Hacía mucho que no comía esto..." Comentó la pelirroja recordando los platos elaborados por el rubio que solían comer en el pasado.

"Es rápido de hacer y sencillo de ingredientes." Contestó recordando lo mucho que hacía que no cocinaba, al menos para dos.

"Está bueno." Le alagó sin levantar la mirada del plato. "La verdad es que no me apetecía mucho cocinar, así que gracias."

"Tú lo preparas la mayoría de veces."

Acabaron de cenar en silencio y Gin se levantó para recoger los boles mientras Shiho se acomodaba en un riñón del sofá, observando como la lluvia del exterior caía. Gin podía notar lo ausente que se veía esa noche. Se preparó un café y le sirvió una infusión de frutos del bosque que recordaba que le gustaba antes de sentarse al otro lado del sofá.

Alas que condenanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora