CAP XII

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Shiho se despertó sintiendo un fuerte dolor de cabeza. Su cuerpo estaba entumecido y se sentía como si le hubiesen metido la paliza de su vida. Se agarró la cabeza intentando combatir las punzadas de dolor y se percató de que tenía parte de la frente vendada. Sus ojos se abrieron de par en par tras aparecer sus últimos recuerdos en su mente y miro a su alrededor con nerviosismo intentando descubrir donde se encontraba en ese momento.

Era una habitación completamente desconocida para ella, estaba estirada en un sofá de cuatro plazas y no había nada cerca que le diese una pista de donde se encontraba, no sabía si donde la habían llevado era un apartamento o un hotel, pero lo único que pasaba por su mente, era poder encontrar a Gin con la mirada.

Pero por más que buscaba, ahí no parecía haber nadie más que ella.

La puerta se escuchó abrirse muy poco después y ella se giró a la defensiva para comprobar quien era la persona que entraba.

"Vaya, ya estás despierta." Le hablaron con un tono tranquilo.

"Vodka." Dijo su nombre sorprendida, destensando un poco los hombros, pero sintiéndose todavía en alerta. "¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?" Preguntó con rapidez.

"Estamos en un hotel cerca de Nagano." Explicó brevemente a la vez que se acercaba a la ventana para mirar con cuidado hacia el exterior a través de la cortina. 

Shiho negó con la cabeza. "¿Por qué estamos aquí? ¿Dónde se supone que está Gin?" Preguntó de nuevo sin quitar su ceño fruncido de su cara, pero Vodka seguía callado sin prestarle apenas atención. "¡Contéstame, Vodka!"

"Tuvisteis un accidente." Contestó sin más, soltando la cortina para volver a girarse y caminar hacia ella, parando en el centro de la habitación. "Me di cuenta de que algo pasaba cuando perdí el contacto con Gin y decidí dar media vuelta para buscaros...No tardé en encontraros inconscientes en medio de la carretera."

Shiho llegaba a recordar una persecución y el momento en que Gin había perdido el control del coche, pero todo el suceso todavía eran recuerdos un poco borrosos y tampoco estaba convencida de que eso fuera todo lo sucedido. Por no decir que todavía seguía sin saber absolutamente nada del rubio.

Se levantó del sofá para empezar a buscarle sin importarle que su cabeza le bombease ni que sus pies siguiesen descalzos. Abrió una de las puertas donde encontró un baño vacío y se dirigió a la otra esperando encontrarle finalmente en esa habitación.

La puerta se abrió antes de llegar a tocar el pomo y le recibió por sorpresa una sonrisa burlona demasiado conocida.

"Buenos días gatita, ¿ya has despertado?" Le preguntaron con cierto tono burlón.

Sherry frunció el ceño sin esconder la molestia que sentía al tener a esa mujer tan cerca de ella. "¿Qué haces tú aquí, Vermouth?" Preguntó con cierta incomodidad.

"Vaya, vaya...no has despertado con lo que se dice precisamente buen humor. ¿Esa es tu manera de agradecerme que te haya salvado la vida?" Preguntó Vermouth sin quitar su sonrisa descarada de su cara.

La pelirroja apretó los dientes formando una delgada línea con sus labios y respiró lentamente sin querer empezar ninguna discusión ni ningún tipo de conversación con ella. Las dos eran conscientes que Ninguna de las dos quería la presencia de la otra en ese momento, así que se limitó a esquivarla para entrar a la habitación de la que ella había salido, pero Vermouth cerró la puerta detrás suyo dándole a entender que no quería que ella entrara, acercándose posteriormente al sofá que había en el centro de la sala para sentarse con las piernas cruzadas y encenderse un cigarro sin dejar de mirar a la pelirroja.

Alas que condenanWhere stories live. Discover now