Cap. 54 - La peor cena de la historia

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Raine me dijo que las formalidades de este tipo dan buenas impresiones y afianzan la relación entre familias. Como Lilith está enamorada de Blight, sería bueno para ella saber que todos estamos en buenos términos. Mínimamente le debo algo lindo de mi parte. Es esa la razón por la que voy a cenar a casa de Alador, meramente para secundar a Lilith... y también por Luz, que trae cierta rara vibra con esa peliverde chiquita. Me gustaría analizar cómo se comporta ella cerca de mi hija. Digo, si se gustan, ¿yo que puedo hacer? ¿Sabotear su romance de algún modo...?

Es solo que, no puedo evitar ver a Odalia en esa Amity, cosa nada rara puesto que es su hija. "Duh", biología. No culminar la escuela no me hace menos ignorante.

Luz se lleva bien con ella, hablan muy seguido. Por lo que me contó, Amity se disculpó con Willow gracias a un pie de hadas. Hubo lágrimas, supongo que demasiadas porque ese día Luz regresó con los ojos muy hinchados.

Voy a cenar en casa de Blight por las dos chicas malas que más amo en mi vida. Raine nos acompaña. Espero que sirvan de ese jugo de manzana con alcohol caro que vi el otro día en el centro; de lo contrario me quejaré en voz alta, y Lilith tal vez muera de vergüenza frente al brujo que trata de ligarse.

¿Sería raro si mi hija y La Moco llegan a ser pareja? Retrocedo al punto en el que visualizo que ellas traen cierta chispa adolescente. Y no me molesta, pero que se tiña de verde nunca será de mi total agrado. Es decir, las cosas con Odalia están superadas, pero aun así es una época que no deseo recordar. Sobre todo por cierta confesión que Lilith una vez lanzó sin pensar, acerca de la bruja que me lanzó esta... maldición.

 maldición

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— *Gasp*

Amity, vestida elegantemente con un vestido morado temático de abominables, llevó ambas manos a sus labios mientras terminaba de acomodar milimétricamente las sillas del gran salón.

— ¡Dónde está mi bebé peluda! —exclamó asustada, peinando rápidamente el gran salón con la vista.

—Tardaste mucho en darte cuenta —mofó Edric, trayendo algunos trastes a la mesa del comedor.

—Mamá tenía razón, Mittens no estaba lista para tener una mascota.

—N-No es solo una mascota —reprendió la menor.

Era su taliamigo, el ser mágico que estará unido con ella hasta el día en el que se haga una con el Titán, pero ella, tan metida en su drama adolescente por la cena de su padre, no se acordó de Ghost. Lo peor: Amity es consciente de que no era la primera vez, o la segunda, mucho menos la tercera. Temía que de seguir así, sus padres serían objetivamente responsables y la separarían del minino hasta que sea más interesada respecto con su cuidado.

—Tranquila, hermanita bebé, Ghost está en casa de mamá —calmó Emira, palmándole la cabeza suavemente, sino la despeinaría y ella se molestaría.

—Oh... —suspiró Amity más tranquila.

Ella se preguntó el motivo por el que su madre no le avisó sobre la estancia de Ghost en su casa. Sin embargo, las palabras de Edric resonaron en su cabeza, de forma innecesariamente dramática. Si le llegaba a preguntar a su madre donde estaba Ghost, ella fácilmente podría darle vuelta y acusarla de ser tan despistada con su taliamigo, cosa que deseaba evitar a toda costa. En todo caso, Amity prefiere no hacerse más problemas de los que tiene en ese mismo momento, como su padre no sabiendo cómo hacerse los nudos de la corbata.

La lucha de una Madre Búho - TOHWhere stories live. Discover now