Capítulo 41: Aventura

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LEANDRO

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LEANDRO

Santi dijo que tenía un plan, y que para que todo saliera perfecto tenía que ocultarnos un par de detalles. Elai decidió confiar en él, así que para eso, dejaron que Alanna se fuera a su pueblo y se encargaron de que estuviera segura allí.

Elai ha estado muy ausente emocionalmente los últimos días, apenas habla, parece sumergido en pensamientos que no le hacen bien, lo veo triste, cansado, desgastado. Aún así, me busca todo el tiempo para mantenerme cerca. Yo intento no presionarlo para que hable, solo me quedo en su casa cada noche y le cocino cosas ricas.

Comer, sigue comiendo como un oso panda, si algún día dejara de hacerlo de verdad me preocuparía. Supongo que es normal sentirse triste después de lo que descubrió, él dice que para que la tristeza te abandone primero tienes que dejarla atravesarte por completo, tiene sentido, así que lo único que puedo ofrecerle es amor, mimos, comida y compañía.

Bueno, al menos la que puedo ofrecerle, los dos estamos la mayor parte del día trabajando y luego por las tardes tengo capacitaciones.

Sin embargo, hoy tuve que faltar a todo, porque Santi se ha decidido a presentar las pruebas e iniciar un juicio penal contra mi hermano. Obviamente con mi apoyo, el de mi familia, y todo previamente hablado.

Cómo soy el que proporcionó la prueba más importante, hoy me llamaron para dar mi declaración. Acabo de salir y de algún modo creo que mi mente está actuando para protegerme, porque a pesar de que soy consciente de que estoy enviando a mi hermano a la cárcel con esto, no tengo ninguna emoción al respecto.

Es como si solo actuara por inercia y con calma, pero en algún momento las emociones se activarán y necesito estar listo para eso.

—Hace frío, ¿no? —comenta Brenda, la mamá de mi pequeño sobrino, que también tuvo que venir a declarar hoy.

El bebé en sus brazos está completamente envuelto en varias mantas diferentes, trae un gorrito de hilo muy pequeño, es verde, a juego con todo lo demás.

—Mucho —asiento frotando mis manos contra el pantalón— ¿Prefieres entrar al auto? Por el bebé digo, puedo llevarlos a su casa.

—No… igual está abrigado y…

Estoy aquí aún porque ella dijo que quiere hablarme de algo. Supongo que se trata de todo esto, lo único que espero es que no esté pensando en regresar con mi hermano.

Se ve muy nerviosa, debe haber sido difícil entrar allí y decir todo lo que sabe con una pequeña parte de mi hermano en sus brazos. Me ofrecí a cuidarlo mientras lo hacía, pero dijo que no, supongo que las madres de recién nacidos no se despegan de ellos con tanta facilidad.

—Necesito ir al baño antes de irme, ¿puedes tenerlo un momento?

—Claro —acepto encantado, en los pocos días de vida que lleva este pequeño me ha robado por completo el corazón.

Nubes de tormenta [LCS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora