Nubes de tormenta [LCS #2]

Capítulo 37: Colores verdaderos

LAURA

Las clases se me hicieron eternamente largas, aunque por lo general las disfruto mucho, justo el día de hoy solo tengo mi mente en cierto rubio que debe estar muy estresado, porque hace un rato finalmente filtraron el vídeo.

No voy a mentir, lo vi.

Efectivamente me sentí celosa y me arrepentí de verlo al instante, pero necesitaba saber a qué nos enfrentamos. Para mi sorpresa, no me pareció tan terrible.

Es un vídeo como de quince segundos, se ve la pantalla del súper televisor en el que estaban viendo una película de los Avengers, luego la mano de Mikel metiéndose al bote de palomitas justo cuando la de Aidan hizo el mismo movimiento. De inmediato, una risita del rubio y un comentario por lo bajo de "qué cursi", que el otro chico se tomó tan personal como para voltear la cámara de su teléfono y mostrar su expresión molesta al reclamo de "estoy grabando esto como constancia de lo mal que me trata este infeliz". Eso provocó que Aidan se acercara con una mirada muy segura y, confiado de que no se iba a atrever a contradecirlo, lo desafió: "¿Que quién te trata mal?" Mikel se rió, y luego de murmurar un breve "nadie" le dio un beso en los labios como de dos segundos.

Fin del vídeo, si no fuera porque ese tipo es un imbécil y Aidan es mi nuevo protegido, creería que el vídeo es tierno.

Eso es lo que me preocupa, que las fans creerán lo mismo y ahora comenzarán a relacionarlos, un shipp nuevo acaba de nacer, y todo lo que incluya a ese ser desagradable que quiso golpearlo me parece una mala idea.

Y también estoy celosa, por si no quedó claro.

Pero hay un sentimiento que le gana a los celos y es la absoluta preocupación por cómo se está sintiendo Aidan ahora. Por lo que me urge salir de aquí y llegar al estudio, donde me dijo que está.

—¿Qué pasa con Leandro? —me interroga Triana al salir de las duchas.

Es una compañera de clases que ya conocía del barrio, y siempre que tiene oportunidad de hablar de Lean la aprovecha.

Antes me caía mal, porque es obvio que él le gusta, sabía que yo era su novia e igual venía a hablarme de él. Cuánto descaro…

Sin embargo, ahora ese no es mi problema, es asunto de Elai.

—¿Por qué? —evado la pregunta con otra.

—No me responde los mensajes, ni siquiera me deja en visto. Y ya no ha ido al comedor, él jamás dejaría a los niños…

—No sé, terminamos, te lo dije como cien veces, no pudiste ocultar tu emoción.

—Hasta que me enteré que tiene un novio ahora, creo que nunca fui una opción —murmura, con más apatía que tristeza—. Pero somos amigos, y me preocupa.