Nubes de tormenta [LCS #2]

Capítulo 9: Reencuentro

LAURA

—Hola... hola... hola... hola... —digo intercalando cada uno de los saludos con un besito en sus labios—. Estás aquí... Qué lindo estás.

No sé si sigue enojado, pero ahora no me importa, solo quiero prenderme a él como una garrapata y no soltarlo en quince horas.

—Hola, mi chiquitita —responde él tomando mi rostro con una mano para plantarme un beso más intenso—. Te extrañé tanto, tanto, dame otro beso...

No, no está molesto, incluso está más cariñoso de lo que suele ser, así que hay que aprovechar.

Es increíble tomar consciencia de lo mucho que me hacía falta, pero al mismo tiempo sé bien que este tiempo de distancia era necesario y me hizo muy bien para crecer.

Solía decir que amaba a Lean y a Elai por igual, que sentía lo mismo por los dos, pero escuchándome más a mí misma descubrí que no, que no se puede amar del mismo modo a dos personas que son diferentes. No hablo de cantidad, lo que siento por cada uno es real y profundo, pero se siente diferente.

Describiría a Leandro como mi alma gemela, sin dudarlo. A él lo siento como parte de mí, sé que no hay cosa en su corazón a la que yo no sea capaz de llegar, y que no hay cosa en el mío que él no conozca a la perfección. Incluso esos secretos que cree que me guarda, como que va al comedor del barrio cada tarde, o esos que yo creía que le guardaba a él, como cuando comenzó a atraerme Alanna, somos transparentes ante el otro, conocemos la luz y la sombra y amamos todo. Hay una conexión que supera todo lo cotidiano, él es mi hogar y yo soy el suyo.

Y tal vez, he de asumir que también hay cierta dependencia por parte de los dos.

Con Elai es diferente, lo que mayoritariamente siento por él es admiración. Lo veo y lo amo, amo como es más allá de mí, me gusta escucharlo hablar, cómo es de convincente con sus ideas, cómo encuentra el modo de resolver todo siempre, cómo jamás duda cuando tiene que cuidarnos de lo que sea. Él es, a mis ojos, el hombre perfecto, realmente me cuesta verle los defectos, y los pocos que veo en realidad no son tan malos.

Eso genera muchas inseguridades en mí, porque a veces lo veo tan inalcanzable que cualquier cosa me hace pensar que voy a perderlo, así que he llegado a la conclusión de que con ninguno de los dos tengo una relación sana como la que tienen entre ellos.

A uno lo idealizo, y del otro dependo.

Necesito trabajar en eso, y siento que el único modo de hacerlo es trabajando en mí, en mi seguridad y en mi independencia, y ya he comenzado con eso.

—Hola, sí, yo también te extrañé, que bueno que te alegras de verme... —murmura Aimée a mi lado, que no sé en qué momento apareció.

Me separo de Elai para abrazarla a ella, aún no caigo que están aquí, de la nada después de todos esos meses.