Capítulo 1: Lejos

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AIMÉE

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AIMÉE

Nueve meses y trece días, la vida entera puede cambiar en ese lapso de tiempo. La mía lo hizo, y la de todos nosotros con eso.

Miro mi teléfono, ansiosa, cuatro intentos y no hubo respuesta. Lo dejo sobre la mesa en la que se encuentra todo el maquillaje que ahora llevo en mi rostro y me observo en el espejo. Las largas pestañas que no son mías, las piedritas brillantes bajo mis ojos, el peinado pomposo repleto de ondas y cabellos de otros colores que no son míos; poco queda de la niña temerosa que como único acto de valentía en su vida se inscribió en clases de canto hace un año.

—Sales en quince —me avisa Elai, entrando en mi camerino sin golpear.

—No me contesta... —Hago un puchero y Elai me sonríe.

—Hablé con él hace como una hora, todo está bien.

—Necesito hablarle antes de salir, es cábala —insisto volviendo a poner los ojos sobre la pantalla apagada.

Y entonces se enciende, y su carita preciosa allí me indica que está pidiéndome una videollamada.

—Es él, vete —le digo haciendo un ademán con la mano.

—Quince minutos, Aimée —me recuerda sonando a papá regañón—. Regresaré en diez.

Escucho la puerta cerrarse detrás de mí y deslizo mi dedo por la pantalla para responder.

—Casi se me pasa la hora, me dormí, lo siento —se disculpa apenas aparece en cámara.

Es tan hermoso... extraño mucho poder enterrar mis dedos en su cabello, le ha crecido bastante y amo mucho eso, así que le he prohibido que se lo corte.

—Estoy nerviosa, hay diez mil personas allí fuera.

—Lo harás bien, como todas las veces —me tranquiliza con confianza—. Estás hermosa, me encantan los brillitos.

—¿No es demasiado? —pregunto sonando insegura.

—Bueno, a mí la imagen de ti que más me gusta es cuando recién te levantas, con tu rodete mal acomodado y esa camiseta llena de agujeros, pero no saldrías así al escenario, por lo que creo que luces perfecta para la ocasión.

—Gracias, siempre sabes qué decir. —Le sonrío y toco mi pantalla para usar la cámara trasera del teléfono y enfocar mi reflejo en el espejo—. Mira, tengo un enorme y hermoso espejo en mi camerino, solo me faltas tú.

—Te extraño mucho.

—También yo, pero solo queda un show y regresaremos.

—¿Cómo? Hablé con Elai sobre una colaboración, entendí que debían quedarse un par de meses más.

—Aún no acepto... —murmuro.

—¿Por qué? —ladea su rostro de una forma tan tierna que casi me derrito.

Nubes de tormenta [LCS #2]Место, где живут истории. Откройте их для себя