Capítulo 40: En casa

1K 202 109
                                    

ELAI

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.

ELAI

—Pasamos más tiempo arriba de este auto que en la casa, al menos manténlo limpio —se queja Lean, metiendo unas botellas de agua vacías dentro de una bolsa.

—Nos conocimos arriba de este auto, te enamoraste de mí a través de este espejo retrovisor, me gusta estar aquí —explico, aunque sin mucho sentido—. Y además no me sale ser ordenado, está comprobado científicamente que las personas más inteligentes somos desordenadas, porque el desorden promueve el pensamiento creativo y las nuevas ideas.

—¿Estás justificando tu inteligencia en que eres un mugroso?

—No soy un mugroso, todos los días me baño.

—Pero no limpias.

—No me enseñaron y no me gusta, lo siento.

—¿Puedes al menos mantener el orden y no tirar basura en el suelo? —insiste mientras levanta la bolsita que ha llenado con todas las cosas que recogió.

—Haré el intento —acepto, con un compromiso a medias.

—¿Te crees que porque eres lindo puedes ir por la vida haciendo desastres? —me regaña en tono acusatorio— ¿O que porque me mires con esa carita te voy a perdonar lo que sea? Pues sí, pero tampoco te aproveches.

—¿Y si mejor nos vamos a casa y me cocinas pancitos?

—Tienes que ir a trabajar —me recuerda, acabo de terminar un examen y los chicos me están esperando en el estudio.

—El mundo puede esperar a que me coma mis pancitos.

Él asiente con gesto tierno y acaricia mi mejilla, los ojos de gatito siempre lo convencen de lo que sea.

—Hay algunos congelados, podemos ir a casa, ponerlos en el horno, y en veinte minutos estamos de regreso al estudio con los pancitos calentitos —cede sin demasiada insistencia.

—¿Veinte minutos libres y solos en casa?

—Algo me dice que no es precisamente por los pancitos por lo que quieres regresar… —murmura soltando una risita.

—Amo el pan, adoro el pan, vivo por el pan, mi día depende de que el pan esté rico.

—Entonces podemos aprovechar esos veinte minutos para lavar ropa, ¿no?

—No.

Me río y él también, lo amo mucho, demasiado, como a nada ni nadie. Puede caerse el mundo a pedazos que si él y yo estamos juntos y bien, para mí todo es perfecto.

Nos decidimos por dejar el auto en la calle porque solo serán unos minutos, pero en cuanto entramos me doy cuenta de que no tengo mi teléfono y me regreso rápido mientras Lean llama al ascensor.

Al salir una situación a pocos metros llama mi atención, Alanna está allí, con dos tipos, parece que están discutiendo hasta que la sujetan entre los dos.

Nubes de tormenta [LCS #2]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz