Capítulo 13: Un mal día

1.5K 253 182
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


LEANDRO

El despertador me está taladrando el cerebro, pero no puedo abrir los ojos por más que lo intento.

Me duele la cabeza, fue muy irresponsable de mi parte emborracharme cuando tenía que ir a trabajar al día siguiente, pero la vida es una sola y acepto el precio de un mal día a cambio de una noche divertida con los chicos.

Estoy batallando para poder separar mis párpados cuando siento un beso de Elai en mi mejilla.

—Anda, despierta, toma una ducha y te haré un café.

—No quiero... —me quejo obligándome a sentarme sin abrir los ojos aún.

Lau aún no regresa, estamos solos y son las siete de la mañana, si digo que dormí tres horas tal vez estoy exagerando.

—No te levantes —le digo al sentir su movimiento detrás de mí—. Duerme tú qué yo no puedo, quédate en la cama calentito.

—Somos un equipo, aquí sufrimos todos o ninguno —reniega ahogando un bostezo en su mano.

Por fin abro mis ojos, la habitación aún está a oscuras y salir de las mantas hizo a mi piel erizarse por el frío.

Esto es cruel e inhumano.

Me doy una ducha que ayuda a templar mi cuerpo y a terminar de despertarme, tal vez debería tomar algo para el dolor de cabeza.

En cuanto voy a la cocina, Elai y Santi ya están allí, pero reina el silencio mientras esperan que la cafetera termine de preparar el café.

Todos sabemos que a Santi no se le habla en las mañanas.

Parece que la única que tiene la suerte de dormir es Aimée, porque Lau también tenía su primer día de trabajo hoy.

Elai está con el teléfono en su oído, no sé si llamando a alguien o escuchando un audio. Al parecer la primera, porque luego de unos segundos por fin le responden.

—¿Ya te levantaste? —pregunta haciendo que su voz suene más grave de lo normal por haberse levantado recién.

Creo que habla con Lau, en lugar de estar durmiendo como corresponde está ocupándose de que ambos lleguemos a tiempo al trabajo.

—Okay, ¿Vienes a desayunar? —vuelve a preguntar y luego escucha su respuesta—. Está bien, salimos como en veinte minutos, no puede ser más tarde.

—¿Tú nos llevarás? —curioseo dándole un besito de buenos días en cuanto termina la llamada.

—Sí, a ti principalmente.

—¿Por qué? —pregunto, sintiéndome confuso.

—Haz memoria, y recuerda la conversación que tuvimos anoche —puntualiza mientras vuelca el café en las tazas.

Nubes de tormenta [LCS #2]Where stories live. Discover now