Capítulo 29

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—¿Ya me van a decir de que se trata esto? —insisto aún con las manos de Angie cubriéndome los ojos. 

—Shh —exclama Mia desde algún punto de la cocina. Escucho un par de ruidos y murmullos. 

Mia me dijo que tenían una sorpresa para mí y lleva un par de minutos haciendo cosas mientras Angie me cubre la vista. 

—Intenta no llorar porque también lo haré. 

Sonrío y asiento. Ni siquiera es mi cumpleaños, a Mia le encanta tener detalles como este, no la merezco. 

—Bien, ya está. Puedes ver —indica. 

—Creo que también lloraré —añade Angie antes de quitar sus manos. 

Frunzo el ceño al encontrarme con mis hermanos, ambos me sonríen y Mia posa sus manos en el hombro de cada uno. 

—Ellos ayudaron con la idea. Así que si lloras harás llorar a cinco personas. 

—¿Cinco? —musito. 

Samuel baja las escaleras y me dedica media sonrisa haciendo que mi mundo se tambalee un poco. Mia se acerca con una cajita y la sostiene con emoción. 

—Un pequeño detalle... esperamos que te guste. 

Tomo la cajita morada ya aguantando las ganas de llorar, al abrirla mi corazón se estruja y las lágrimas atacan haciendo que mis ojos ardan. Es el collar de Lila, convertido en una pulsera con unos cuantos dijes además del pequeño huesito que siempre llevaba. Lo saco de la caja y automáticamente me cubro el rostro sintiendo una presión en mi pecho, porque aún no puedo creer que se haya ido. Mi compañera, mi apoyo, parte de mi fuerza, se fue, en verdad se fue.

 Muchos brazos me envuelven alrededor, algunas manos acarician mi cabello, espalda y brazos. Se siente bien, cálido, así que permito que nos quedemos así durante un pequeño rato más.

 Cuando todos se apartan Mia toma el collar/pulsera y me ayuda a colocarlo en mi muñeca.

 Tiene cinco dijes además del hueso: un sol, un par de caritas felices pegadas, una margarita, una cámara y una pequeña guitarra. Mis ojos vuelven a llenarse de lágrimas porque sé el significado de cada uno. 

Lila, Mia, mis hermanos, Angie, Samuel y Trevor. Todos aquellos que ocupan un espacio importante en mi corazón, a los que seguiré llevando hasta que muera y más allá.

                                                                                 ⋆ ˚。⋆ ˚。⋆ 

Paso suavemente las yemas de mis dedos por las marcas en mi palma, bajando hasta el collar de Lila ahora decorando mi muñeca, sintiendo el frío del metal de cada dije.

—Hey.

Angie se quita la mochila del hombro y se sienta a mi lado, en el césped. Su cabello rubio se mueve con la ligera brisa que lo golpea, sus iris verdes se posan en mí.

—¿Pasó algo con Samuel?

—No.

Angie alza una ceja dejando en claro que no me cree.

—¿Podemos no hablar de eso? —musito. Ella asiente.

—Entonces, ¿De qué quieres hablar, Carter?

Bajo mi mano presionándola contra mi pecho.

—¿Por qué aún se siente raro hablar contigo? —Suelto una pequeña risa y me giro para mirarla.

—Ya, siento lo mismo. Quizá es que casi no hablamos desde secundaría. —Hace una mueca y se queda callada unos segundos. Quizá su mente le recuerda todas las cosas que sucedieron, por las cuales pasamos—. ¿Recuerdas cuando ambas nos maquillamos para Halloween?, aunque sabíamos que estaba prohibido ir así a la escuela.

Me río con ella y el recuerdo golpea mi mente. Hay fotos de ese día, ambas lucíamos demasiado mal pero nos sentíamos las diosas del universo. 

Angie suelta un suspiro y su sonrisa va desvaneciéndose lentamente.

—Lamento la forma en la que me comporté contigo por meses.

—Éramos inmaduras, ya... ya no importa.

—Alex, te molesté durante meses junto a Kate, hicimos que nadie en el aula te hablara.

Si, lo recuerdo. Aunque me repita a mi misma que ambas éramos niñas haciendo cosas estúpidas eso no quita el dolor que alguna vez eso me causó.

—Yo también te traté mal, Angie. Si supieras las cosas que pensaba de ti no estarías arrepentida. —Esbozo una sonrisa triste y bajo la mirada a mi muñeca.

—Y luego Mia te salvó. —Su sonrisa crece un poco—. Te salvó de mí. Siempre supe que ella era increíble, sigue siéndolo y no lo digo porque sea mi novia.

—Es dulce hasta que la haces enojar. —Angie suelta una risa y asiente—. ¿Qué tal lo de ustedes?

Sus mejillas se coloran y comienza a jugar con el césped.

—Bien, todo es... ella es increíble. Hacen falta palabras para describirla y a veces siento que no soy suficiente para ella. —Niego con la cabeza y su mirada vuelve a mi—. Es que soy esa niña a la que le gritó porque estaba molestándote, no se si aún me siento culpable por eso... quizás si.

—Angie, eres una persona muy linda y la haces tan feliz como ella a ti —digo con sinceridad. La mueca en su rostro vuelve a una sonrisa brillante y cálida, una llena de amor—. Sí eres suficiente, sí eres a quien ella quiere, la haces feliz, sonreír, brillar más de lo que ya lo hace. Y ya no eres aquella niña, así que quédate tranquila con eso.

—Gracias Alex.

Me levanto colocando la mochila sobre mi hombro, mirándola desde arriba.

—Solo cuídala, ¿Ok? Por si algún día falto. Y no le rompas el corazón, es demasiado puro como para que alguien le haga daño.

—Sé que no faltarás, son casi inseparables. —Suelta una risita y yo sonrío—. Y jamás lo haría, ella debe ser quien corte conmigo porque estoy segura de que yo no lo haré.

Y confío en ella, en sus palabras. Aunque no hayamos hablado en años, aunque de pequeña me haya molestado constantemente y agregado daño al que vivía diariamente, le creo.

Sola #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora