Capítulo 9

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Corro sin aire en los pulmones. Al llegar a la puerta miro la hora y me doy cuenta de que volví a llegar tarde. Esto de caminar hasta la escuela no se me da nada bien, además de que los pies me matan junto con las piernas, siento que me caeré al suelo de lo mucho que tiemblan. 

Aunque sé que no estoy a tiempo toco la puerta cuando recupero el aliento. Mis ojos se iluminan junto con todo mi interior cuando Mathenson abre la puerta, no recordaba que la clase era con él pero eso me alegra mucho en este momento. 

—Alex —dice con un toque de alegría. Sus ojos oscuros examinan mi rostro—. ¿Todo bien? ¿Por qué llegó tarde? 

En su tono no hay enfado, acusación, ni superioridad. 

—Lo siento, tuve que correr hasta aquí y... 

Mathenson asiente comprensivo, echa un vistazo al interior y su mirada vuelve a mi. 

—Te dejaré pasar pero no le digas a nadie —murmura como si fuera un secreto. Yo sonrío y asiento. Mathenson abre la puerta para dejarme pasar y se hace a un lado, después cuando entro vuelve a cerrarla. 

—Bien, como les decía... —dice alzando la voz llamando la atención de todos.

Con la mirada busco asiento rápidamente y me doy cuenta de que Mia está sentada atrás de Samuel, con quién seguramente estaba charlando hasta que notó mi presencia. Me siento a su lado y le sonrío. No me da tiempo a hablar con ella porque Mathenson vuelve con el tema que estaban viendo, así que me limito a sacar mis cosas y comenzar a anotar lo que está en el pizarrón. 

                                                                                          ⋆ ˚。⋆ ˚。⋆ 

 —Lo siento, en serio. 

Aprieto la mano de Mia haciéndole saber que está bien. Le conté sobre mamá, su ascenso y que no puede llevarme a la escuela. El padre de Mia necesita el auto casi toda la semana, así que ella tampoco puede hacerlo. 

Frustrada suelto un suspiro y apoyo mi mandíbula sobre la mano. Ya me había resignado a que tenía que ir y venir sola, aunque llegue tarde y las piernas me maten.  

Tomo una gomita del paquete y la introduzco en mi boca. ¿Cómo es que saben tan bien? 

—Hola —dice Samuel como ya es costumbre y se sienta al lado de Mia poniendo la mirada sobre mí—. ¿Por qué llegaste tarde? ¿Está todo bien? 

Debido al puño de gomitas que metí en mi boca no puedo responderle, solo observo como el rostro de Mia se ilumina y le hago señas para que no lo haga. Al final sí lo hace. 

—No, no lo está. No tiene a nadie quien la traiga a la escuela, por eso está llegando tarde y casi muerta a clase. —Me dedica una sonrisita culpable. 

—Yo puedo traerte.

Ambas miramos a Samuel, él sonríe como siempre, tan fácilmente y amplio.

 —¿En serio? —cuestiona Mia con un poco de emoción.

 Al fin logro tragar la plasta de gomitas. 

—Si, obvio —contesta. Su mirada verde se aparta de Mia para posarse en mi—, claro si tú quieres.

No soy de confiar rápido en las personas y menos en las de aquí, que se han pasado casi un año insultándome entre muchas otras cosas, pero desde el principio me di cuenta de que Samuel no es así. Siempre parece tener un tema de conversación, siempre es amable y divertido con todos, anima a los que puede y es sincero. Incluso comienza a agradarme mucho, teniendo en cuenta que solo he tenido a Mia como amiga durante los últimos años esto es un gran paso, y realmente creo que Samuel puede ser un gran amigo.

Sola #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora