Capítulo 17

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—Ya sabes que soy muy torpe.

—No, eso no lo sabía. —Samuel aprieta sus labios y acaricia mi mejilla. 

Tengo un nuevo moretón gracias a mamá, mi piel en serio es muy sensible.

—¿Quieres? —pregunta Mia acercando su sándwich a mí.

—Gracias —digo negando con la cabeza—, no tengo hambre.

Angie se acerca a la mesa y se sienta a mi lado, esto ya se volvió una costumbre. Ambas charlan, sueltan algunas risas y chistes que solo ellas entienden.
Samuel y yo las miramos con ternura.

—Ya vengo —digo levantándome.

La verdad es que necesito aire fresco, porque está desesperándome tanta gente hablando al mismo tiempo.

Salgo por la puerta de cristal trasera, automáticamente una brisa golpea mi rostro y tomo una bocanada de aire.

—Alex.

Doy un respingo. ¿Por qué soy tan fácil de asustar?

Al girarme Angie me sonríe, colocándose un mechón rubio detrás de la oreja.

—Angie —pronuncio a modo de saludo al ver que ella no dice nada. Ella juega con sus dedos y sus uñas acrílicas nerviosa.
No hemos hablado hace bastante tiempo, debo admitir que también tengo un poco de nervios.

—Quería saber si podrías ayudarme en algo. Mañana iré con Mia después de la escuela a ayudarle con la decoración y le encargué un pastel pero es una sorpresa, entonces...

—Quieres que vaya por el.

Angie asiente, pintando una sonrisa pequeña en sus labios.

—Okay.

—Bien —musita agachando la mirada otra vez. 

Nos quedamos en un silencio incómodo, solo se escucha el viento golpeando las hojas de los árboles y el agua cayendo en la fuente.

—¿Quieres hablar de algo?

Angie levanta sus ojos verdes a mi. Alguna vez en serio me plantee ser como ella, para llenar las expectativas de mi madre. Envidiaba sus iris verdes, su cabello rubio con esas raíces un poco más oscuras, quería ser como ella para hacer feliz a mamá.

Que idiota.

—¿Sobre qué? —respondo frunciendo ligeramente el ceño.

—No sé, no hemos hablado en años. —Suelta una risita nerviosa—. ¿Cómo estás?

Sí, definitivamente esto es incómodo, pero al menos lo está intentando, supongo que llegó ese momento, de conocerla de nuevo, saber en quién se convirtió.

Yo me encojo de hombros y aparto mi cabello oscuro que es empujado por el viento.

—¿Y tú?

—Todo bien.

Ambas asentimos sin decir nada. Incomodidad absoluta, y agregando el hecho de que no soy buena hablando ni socializando es peor.

—Sigues siendo amiga de Caleb —señalo en voz baja.

Una de las razones por las cuales no le había dirigido la palabra de nuevo es porque Angie se junta con puro idiota y mi experiencia me dice que por algo será...

—Si ya sabes, amigos de toda la vida.

Vuelve a haber otro silencio aún más incómodo que el anterior. ¿Cómo puede ser eso posible? No sé lector, no soy Einstein.

Sola #1 [✓]Where stories live. Discover now