Capítulo 1

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Hace casi un año perdí a mi persona. 

Sí, aquella que según una leyenda está unida a ti con un hilo rojo, o a la cual debes encasillar en el concepto simple de «El amor de tu vida.»

El caso es que lo perdí. A él. Trevor. 

No puedo decir que era la persona más perfecta del mundo, tenía altibajos, pasó por cosas terribles y tenía mucho que mejorar. Pero era perfecto para mí. Ya saben, aquella sensación de calidez en tu pecho cada vez que te abraza, la sonrisa que se pinta en tu rostro sin siquiera notarlo cuando estás a su lado, el tiempo que pasa volando al estar con esa persona. 

Todo eso desapareció de un día para otro. Gracias a unas estúpidas pastillas. 

Todos esos sentimientos, todo ese amor, las promesas, su futuro. Todo eso se lo llevó unas putas pastillas.

Es increíble lo fácil que la vida puede llevarse a alguien, ¿no? No importa cuánto haya sufrido, cuánto haya luchado. He dejado de darle vueltas a la idea del por qué, quizá simplemente no hay una razón.

Trevor era de esas personas que pasan desapercibidas, se sientan al final de clase y no chistan ni se quejan. Pero tampoco era de los que se quedaba callado ante una injusticia, un mal trato, él era el primero en hablar, en alzar la voz. 

Trevor era un conjunto de demasiadas cosas que quedaban bien. Era como el día y la noche a la vez. El fuego y el hielo. Era sonriente y serio, amoroso y frío. Pero también era de esas personas con las que quieres estar, no sabes la razón simplemente quieres quedarte con él. Aunque a veces no quisiera hablar o él sintiera que no tuviera nada bueno que decir. 

Él llenaba una habitación vacía solo con su presencia, deshacía un silencio abrumador sin siquiera hablar, iluminaba una habitación completa con solo sonreír.

Todavía recuerdo aquel día en la escuela cuando mi padre apareció en la entrada. La preocupación en su rostro podía verse a kilómetros de distancia, creo que nunca lo había visto tan afectado como esa vez. Ambos salimos corriendo hasta el auto, todo el trayecto me la pasé pensando en que todo estaría bien, ya saben esa mierda de ser positivos siempre. Y así como la vida se lleva fácilmente a las personas, también las personas se llevan fácilmente tus ganas de vivir.

Jamás me sentí como aquel día, cuando el oficial nos contó lo que había sucedido. Una sobredosis accidental con antidepresivos. Toda esa felicidad, amor, cariño, calidez, energía... todo eso se cayó al suelo para hacerse pedazos. Para hacerse trizas. 

Incluso también habría caído si mi mejor amiga, Mia, no hubiera estado ahí para sostenerme. 

Desde aquel día no he vuelto a ser la misma. Sé que suena muy a cliché, quizá muy tonto. Pero supongo que si no lo has vivido no sabes lo mucho que duele, lo mucho que sientes que esas palabras retumbando en tu mente te desgarran. Lo insuficiente que se siente cada lágrima que derramas, las noches que pasas sin dormir, los dolores de cabeza, el vacío en tu pecho. 

Y cuando menos te das cuenta caes. Muy profundo. 

Y no sabes si eres capaz de volver a subir.

Sola #1 [✓]Where stories live. Discover now