Capitulo 45:Ataque a la capital

28 5 1
                                    

Antes de darme cuenta ya había salido el sol.

Ahora solo me queda volver a mi forma draconiana, no hay nada que hacer para sobrecargarme de maná.

No había entrado en razón aún, pero al ver a Katarina durmiendo como una niña casi babeando, caí en que no necesito dormir, tengo más de siete días sin dormir y aún no me da sueño.

Caballero¹ - Ya casi llegamos a la capital.-

Rio - Ya lo sé, desde hace días puedo ver la capital...-

El caballero pareció entender lo que dije y se quedó callado.

Rio - Katarina, se acaba tu tiempo... Toma tu decisión. Se que estás despierta.-

Katarina no dijo nada, solo abrió los ojos y se que viéndome.

Katarina - Rio... No es que no me gustes, pero e-

Rio - ¿El reino? ¿Te preocupas por un rey que no mira a su pueblo y un pueblo que poco le importa su rey? ¿Te preocupas de una marioneta? ¿Te preocupa el castigo por traicionar a tu reino? ¿Te preocupa lo que le pase a tus sirvientes y a tu familia?... Dime ¿Que te angustia? Encontraré una solución a tus problemas, solo pídelo y haré de un desierto árido una hermosa pradera únicamente por y para tí.-

(Ta' su' mare' causa don Juan lo llaman)

Katarina - ¿Podrías llevarte a mis sirvientes y mi familia conmigo?.-

Rio - ¿Parece que no me escuchaste? ¿No quieres algo más?.-

Katarina - Nada, solo dame eso y ESO.-

Todo el ambiente serio desapareció con su última palabra.

Rio - No es el lugar adecuado, si gustas podría alquilar toda una posada ¿Que dices?.-

Katarina - No me refería a ESO, me refería a un anillo... Pero me gusta tu idea.-

Vaya...

Rio - Katarina, hay algo que quiero preguntar... ¿No es la capital muy pequeña?.- Desde hace algún tiempo me di cuenta de que esta capital es muy pequeña, es del mismo tamaño que una ciudad normal pero su concentración de maná es muy alta.

Katarina - Si, lo que sucede es que solo pueden entrar nobles, soldados, comerciantes adinerados y poco más... Desde hace algún tiempo se aplica una ley que prohíbe a los plebeyos entrar en la capital o estar más cerca de cuatro kilómetros.-

Rio - ¿No es muy extremo?.-

Katarina - Si lo es, pero es algo que aplicó el rey anterior.-

Ya veo, toda la familia está llena de idiotas.

Estamos a unos minutos de la capital y me asombra que no hay absolutamente nada en el área ni árboles, ni vegetación, nada.

Rio - Bien, hay dos opciones, Tirarlo todo por la borda desde un principio o entrar en la ciudad y tirarlo por la borda estando dentro.-

Katarina - Recomendaría tirarlo todo por la borda desde el principio, se supone que la capital tiene la mejor barrera del país, destruirla hará que entiendan que puedes entrar y salir cuando quieras, será una advertencia para todos los países aledaños.-

Rio - Tienes razón, bueno... Ahora solo queda hacerlo de la manera formal.-

Esperamos a llegar un poco más cerca de la capital cuando nos teletransporté a la pradera junto al río.

Creé un estuche cúbico con un anillo similar al que usan mis otras tres esposas, junto al anillo estaba el arete que usa mi familia, todo estaba sobre una almohadilla blanca como las nubes.

De rodillas con el estuche abierto en mis manos y una mujer extremadamente hermosa recité las palabras que todo hombre debe recitar si desea perder su libertad.

Rio - ¿Te casarías conmigo?.-

Katarina - Sí, ¿Ahora que?.-

Rio - Ya tuve una boda lo siento, pero te daré un regalo a cambio, dime ¿Que deseas?.-

Katarina - Tienes una hora para terminar esto y comenzar nuestra luna de miel.-

Rio - Que mujer tan directa eres. Además solo me tomará unos minutos.-

Katarina - En ese caso ¿No te importa que te acompañe?.-

Rio - Claro que no.-

---Locutor Omnisciente---

Ese día cuando el Sol estaba dando paso a la Luna, ese día dos figuras se posaron sobre la capital de un reino olvidado, eran un hombre y una mujer, el hombre no era la imagen del poder, pero era más aterrador que cualquier bestia... La mujer a su lado era todo lo contrario, con una tes pálida hasta el punto de ser enfermizo, parecía que desfalleceria en cualquier momento... Marcaban un contraste perfecto.

Con una sonrisa que resaltaba sus colmillos, unos ojos rojos como la sangre, unos cuernos que harían a cualquiera retroceder y un par de alas que evocaban pesadillas, el hombre solo agitó su mano como si de espantar a una mosca se tratara.

Un segundo después se hizo visible una estructura que como un cristal roto se hizo pedazos, esta momentánea vista ocasionó terror entre, guerreros y nobles.

- Les dije que vendría por ustedes.- Fueron las únicas palabras que soltó el hombre, esas palabras evocaron los recuerdos de la misteriosa voz de hace algunos días atrás... Ahora solo les quedaba esperar que este ser no estuviera de malas.

-En algún lugar de la capital-

Un hombre delgado, casi como un esqueleto, estaba temblando.

Sujeto - ¡Rápido en nombre del Rey todos traigan a la guardia a proteger el castillo!.-

Soldado - ¡Mariscal, menos de la mitad de los soldados aún pueden moverse libremente!-

Mariscal - ¡Inútiles, Traigan a todos a proteger a su majestad!.-

-Un lugar dentro de un castillo-

Niño - ¡Todos busquen al Mariscal!, El tío debe saber que hacer ¿Verdad?... ¿Verdad?, El tío siempre sabe que hacer.-

Soldado - ¡Su majestad, la voz es reconocida como la misma que se escuchó aquel día!.-

Rey - ¡Rápido, ¿El héroe está aquí? Llamenlo ahora mismo, traiganlo justo ahora... El es quien nos puedes safar de esta situación.-

- Niño, lamentablemente no serás salvado ni por los dioses... Pero tranquilo, no morirás, solo sufrirás. Ahora dime ¿Dónde está el mariscal?.-

Rey - ¿¡Eh!? ¡Tú! ¡Tú! ¿¡Quien eres!?.-

- Eso no te importa, ahora responde antes de que pierda la paciencia.-

Rey - ¡El tío vendrá a salvarme lo sé!.-

- Patético... Ahora perdón por esto pero tú iniciaste, te daré el mismo trato que tus soldados a mi hijo.-

-En otro lugar-

Mariscal - ¡Rápido, Rápido!... ¡Su majestad va en este carruaje debemos sacarlo de la capital ahora mismo!.-

Cuando el esqueleto andante terminó de hablar un pequeño suspiro sonó, cuando el suspiro se terminó una llamarada negra salió disparada del piso al cielo, un pilar negro se alzó destruyendo todo en un radio de diez metro.

El nacimiento del emperador dragónWhere stories live. Discover now