Extra: Cumpleaños de Derín

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—Mamá —balbucea Alper del otro lado de la puerta.

Esta vez sí se detiene. Me deje sobre mis pies antes de que abra la puerta y salga detrás del pequeñito que lo tiene vuelto loco.

Para no más distracciones me voy a la ducha. Estoy segura que mi amado esposo puede regresar en cualquier momento.

Dejo el agua en la temperatura que me gusta. Entro cuando esta lista.

***

Llego al salón de mi casa. Tal como mi esposo menciono nuestros amigos y familiares se encuentran reunidos aquí.

—¿Qué hace todo mundo aquí? —menciono nada más entro al salón. —Que no tienen una vida lejos de nosotros. —pregunto tomando asiento en mi sofá favorito.

—Felicidades hija —me abraza Brenda.

Los demás le siguen con las felicitaciones.

Mis hijos también se acercan a abrazarme. Alper trepa por mis piernas mientras Dafne besa mi mejilla. Ayudo al pequeño que brinca por intentar subir, lo dejo en mi regazo besando su mejilla.

Mis hijos pelean por quien más me abraza y besa. Después de una hora de felicitaciones mezcladas con risas y bromas por parte de los chicos, se van dejando la casa sola.

En ella solamente nos encontramos mi esposo e hijos quienes ahora se han perdido de mi vista. Solo salí a despedir a nuestros invitados y a mi regreso al salón ya la casa se encontraba vacía.

—¡Mami! —Dafne sale de la cocina. —¡Ven! —me toma de la mano llevándome a la cocina de donde salió.

Cuando cruzo el umbral me llevo una sorpresa al ver a mi esposo junto a mi pequeño bebé frente a la barra. En la barra se encuentra un pastel de chocolate que si no me equivoco trajeron Sylvie y Frank hace una hora.

—Es momento de que celebremos —mi esposo se acerca a mí.

Caminamos abrazados hasta la barra. Dafne ya se encuentra sentada en un taburete y Axel toma a Alper sentándolo en su silla especial. Corta tres rebanadas de pastel, una rebanada para cada niño y la otra la compartimos como lo hicimos la primera vez que lo comimos juntos.

Obviamente también hay malteadas de arándanos.

Mis hijos son los más felices comiendo el delicioso postre. Las manos manchadas de chocolate por parte de Dafne lo comprueban y en Alper no solo las manos, son las mejillas, los labios y su ropa también se encuentra bañada del chocolate derretido.

Mi bebé es el más feliz cuando come solo. No le gusta que lo alimenten por esa razón lo dejamos que él solito coma, aunque después tengamos que cambiarlo.

—Que haremos ahora, papá —pregunta Dafne cuando termina el pastel.

Axel retira los platos.

—Vamos a dar un paseo antes de darle su regalo a su madre —responde mi esposo desabrochando la silla de Alper.

Me lo entrega. Subimos a la planta de arriba donde se encuentran las habitaciones. Él entra con Dafne y yo voy a la de Alper.

En enero cuando todos los integrantes de nuestra familia regresaron a sus vidas, Axel y yo nos pusimos manos a la obra para decorar y habilitar las habitaciones de los niños. La mayoría de las cosas que se encontraban en mi antigua habitación «actualmente la de Dafne» servían, solo cambiamos o renovamos los muebles más desgastados.

En la habitación de Alper si fue más complicado, pues había muchas cosas por hacer para que mi hijo. Cuando pensamos que todo estaba listo para seguir con nuestra vida una carta por parte de los hijos de tía Grettel llego a mi oficina informado que la casa donde vivía no me pertenecía como yo supuse toda la vida.

Amor en Navidad (#1 Corazón de Navidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora