Capítulo 23

233 18 10
                                    

Emma

¡Emma! —me llama Lucas a mi espalda mientras camino por la orilla de la playa.

Acelero el paso.

—Vamos Emma, ven aquí —escucho su voz cada vez más cerca.

Acelero el paso de nuevo.

—¡Emma joder! —algo, o más bien alguien, me agarra de la muñeca con fuerza.

Miro mi mano derecha y la muñeca está rodeada por una mano grande llena de tatuajes y decorada con anillos. Lucas tira con fuerza de mi muñeca y hace que gire sobre mí hasta quedarme de frente a él. El corazón se me para al ver cómo me atraviesa con solo mirarme, un escalofrío me recorre por la espalda, pero intento disimularlo.

—¿Qué narices te pasa? —pregunta en un tono brusco.

—¡NO ME TOQUES! —grito.

Miro a Lucas, con rabia, con los labios fruncidos, fulminándolo con la mirada a pesar de que sus ojos azules como el mar me taladran a mí. Aprieto mis puños y con todas mis fuerzas tiro hacia abajo soltándome del agarre de Lucas.

Y no se me ocurre nada mejor que echar a correr al lado contrario de él.

Nada más echar a correr miro a atrás y veo como Lucas no reacciona y simplemente se mira la mano, parece que no se crea que me he soltado de su agarre. Me da absolutamente igual, vuelvo a mirar hacia adelante y sigo corriendo porque sé que en cualquier momento va a empezar a correr detrás de mí.

No tardo mucho en escuchar en la orilla por la que estoy corriendo un chapoteo que sé que no lo produzco yo, y sé que no es el mío porque ese chapoteo procede de detrás de mí.

Hecho la vista a atrás de nuevo durante un microsegundo y me encuentro a un Lucas furioso, aunque no tanto como yo, corriendo a toda velocidad detrás de mí. Mierda, me va a alcanzar.

Tampoco era un misterio, guapa.

Mi conciencia siempre de mi lado.

Acelero el ritmo hasta mi máximo, no me gusta correr, lo detesto, me cansa mucho y a pesar de bailar tengo menos resistencia que alguien que no hace deporte. Pero por mucho que corra es inútil, él tiene las piernas más largas que yo y también es mucho más rápido.

Lucas no va a tardar nada en alcanzarme, corro sin parar, tengo las piernas cansadas y la arena húmeda y el agua que llega de las olas que ya han roto no me facilita nada mi huida. Los pies se me hunden a cada paso que doy y son abrazados por la arena, ya he estado dos veces a punto de caerme y con ello comerme la arena, y cada vez voy más lenta.

Vuelvo a notar el agarre de antes en mi muñeca, con un movimiento extremadamente rápido, Lucas tira de mi hacia él de nuevo al igual que lo ha hecho antes, con su pie me da un golpe por encima del talón y pierdo el equilibrio. Al tenerme agarrada de la muñeca me deja en el suelo con todo el cuidado del mundo dejando mis pies cerca de la orilla y mi cuerpo entero sobre arena completamente seca.

Tiene una sonrisa triunfante en la cara como si acabase de ganar el premio de su vida dejándome tirada en el suelo, lo que él no sabe es que no me voy a rendir hasta quitarle esa sonrisa de suficiencia de la cara.

Parece no recordar que cuando quiero soy la persona menos cuidadosa del planeta, como no me ha soltado aun de la muñeca, tiro hacia mí cuando menos se lo espera y cae al suelo. No sé cómo reacciona tan rápido y se mueve unos centímetros para no caer sobre mí, pero lo hace. No me lo pienso dos veces y me impulso con mis brazos sin apenas fuerza, consigo ponerme de pie y pretendo salir corriendo de nuevo.

El universo no está de mi parte y permite que Lucas reaccione, Lucas me agarra del tobillo y tira de él haciendo que caiga de bruces sobre la arena; con suerte, me giro en el aire consiguiendo no comerme la arena y caigo de costado. Me hago daño, por muy blandita y suave que sea la arena me he dado un buen golpe.

A 1080 kilómetros por hora [Impactos #1]Where stories live. Discover now