A 1080 kilómetros por hora [Impactos #1]

Capítulo 1

Emma

Se me ha acabado la diversión, ya ha llegado el final del verano, y por muchas ganas que tengo de empezar la universidad, no quiero volver a la rutina. He pasado el mejor verano de mi vida hasta la fecha. Mis padres me han dejado libertad total, no he tenido hora de llegada, he ido a todas las fiestas habidas y por haber...

He bailado como cada año en mi academia, no me he separado de mis amigos casi en ningún momento, y ellos de mi tampoco, supongo que porque todos sabíamos que al acabar el verano cada uno iba a irse a estados o a ciudades distintas.

La mayor parte de mi verano ha sido en la playa, mi actividad favorita del mundo es el surf; sin contar la danza, claro está. La sensación de subirme a la tabla y notar como deslizo por las olas en movimiento es adictiva para mí. Solo el hecho de tener contacto con el mar ya me hace sentir genial, incluso me llegan a gustar las rozaduras que me deja el neopreno en el cuello y a veces en las muñecas.

Echaré de menos las mañanas en la playa con mis amigas, de ellas si que no me he separado en todo el verano, bueno, en todo el verano y en toda la vida. Kayla, Vee y yo somos inseparables desde que éramos mocos que correteaban por el jardín de infancia. Nosotras tres somos las únicas de todo nuestro grupo de amigos que nos quedamos en Santa Mónica, y las tres vamos a estudiar en la misma universidad, la SMU.

Cada una va a estudiar una carrera distinta de la otra, y nuestros padres se han puesto de acuerdo durante el verano para que las tres vivamos fuera de casa; es decir, en la residencia de estudiantes. La universidad la tenemos a diez minutos de casa, al menos yo. Pero nuestros padres quieren que vivamos "una experiencia universitaria al completo", y nosotras les impusimos la condición de estar las tres viviendo juntas. El padre de Vee, al ser el rector de la universidad y ha ido moviendo hilos durante el verano para que estemos juntas en las habitaciones.

Las habitaciones en la SMU son bastante especiales ya que son mixtas. Cada "habitación" tiene capacidad para seis personas, tres chicas y tres chicos. Más que habitaciones, son como un apartamento en miniatura. Las supuestas habitaciones tienen un pasillo central muy corto, y las puertas de ambos lados son las habitaciones y dentro de cada habitación hay una puerta más que da acceso a un baño compartido. Personalmente es una de las cosas que más me gustan de la SMU, jamás he entendido el hecho de separar a chicos de chicas y esta es una oportunidad para convivir con ambos sexos.

Pero sin duda lo que más me ha marcado este verano ha sido él, Lucas. Se podría decir que fue un amor de verano, pero jamás llegamos a salir, nos veíamos poco y nos lo hemos pasado genial juntos, pero no le he contado a nadie que estaba de algo con un chico, ni a Kayla, ni a Vee.

No lo hice porque me diese vergüenza ni nada, simplemente porque él es de otro estado y solo iba a pasar un mes en California, tampoco quería salir con él y mantener una relación a distancia. No les presenté a mis amigas a este chico porque entre que estaba con mis amigos y estábamos todo el día fuera o en la playa y por las noches en fiestas, el poco tiempo que tenía con él, lo quería exclusivamente para mí.

La verdad que nos conocíamos, pero lo justo; es decir, se que vive en Austin, Texas, que es el mayor de sus hermanos, que le gusta el surf. De hecho, lo conocí una mañana haciendo surf, y poco más sé de él.

La última semana de julio tuvo que volver a Texas, esa noche dormí con él en el apartamento que tenía alquilado y como el vuelo era temprano, me pidió que le acompañase al aeropuerto.

Le pedí que cuando llegase a Texas me escribiese un mensaje conforme había llegado, se despidió de mi con un beso muy tierno y vi como desaparecía escaleras abajo. Ese fue el último contacto que tuve con Lucas Jackson, no me escribió ni me llamó, pensé que se le habría pasado y que estaba cansado del vuelo y por ello no se acordó, pero no fue así.