Capítulo 2

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Lucas

Pipiiiii pipiiiii pipiiii

Me despierto con un dichoso ruido proveniente de mi mesita de noche, es cierto, la alarma.

—Lucas, para ese maldito sonido quiero dormir —me exige Austin gritando desde la habitación de al lado y pegando golpes a la pared mientras pego manotazos encima de la mesita hasta encontrar el teléfono.

Paro la alarma y me acerco a despertar primero a Zach, doy unos cuantos golpecitos a su puerta y la abro sin obtener una respuesta. Sigue frito durmiendo boca abajo y sus pies sobresalen del final de la cama.

—Zach —susurro agitándole el hombro —va, despierta, que nos tenemos que ir.

—Sí, sí, ya voy —responde con una voz muy ronca.

—No, ya voy no, levanta ahora mismo, vístete y baja tus dichosas maletas hasta el coche.

—¿Desde cuando eres tú el responsable de todos? ¿no era yo?

—A ratos, pero va, contra antes salgamos antes llegaremos, el viaje no es corto.

Veo como Zach empieza a levantarse de la cama, y con los ojos entrecerrados se acerca a su armario a coger la muda que he preparado para el viaje. Mientras, aprovecho y me acerco a la habitación de Austin a ver si con la alarma se ha levantado de la cama. Pero al picar a su puerta y ver que no responde entiendo que no.

Abro la puerta de Austin de par en par y le muevo el hombro al igual que lo he hecho con Zach.

—Austin, va despierta.

—¿Qué cojones quieres? —me espeta.

—Lo que quiero es que levantes de tu cama antes de que coja mis cosas y las de Zach y nos vayamos sin ti —ya me estaba sacando de mis casillas.

—¿Y a dónde vamos? —me pregunta gruñendo.

—No te hagas el imbécil, vístete y tráeme hasta el coche tus maletas, tienes cinco minutos.

Voy hasta mi cuarto de nuevo, me quito el pantalón de algodón que llevo puesto y me visto. Quiero ir cómodo porque el viaje no es corto, así que me decido por un pantalón de deporte negro, mis zapatillas negras y una camiseta de manga corta blanca. Me pongo mis anillos, me paso las manos por el pelo para peinarlo como puedo y bajo las escaleras de casa con mi maleta en mano.

Salgo a la calle, Zach está apoyado en mi coche esperándome con sus maletas en el suelo. Saco las llaves del bolsillo trasero de mi pantalón y le abro el coche desde la distancia para que vaya subiendo el equipaje. Justo cuando voy a cerrar la puerta del maletero aparece Austin por la puerta con una camiseta azul marino puesta del revés y corriendo con sus dos maletas.

—Esperadme, no quiero quedarme aquí con ellas tres, estoy listo, estoy listo—las comisuras de mis labios se elevan involuntariamente.

—Austin, llevas la camiseta puesta al revés —le dice Zach mientras él se mira de arriba abajo y yo guardo su maleta.

Austin se quita la camiseta y se la pone del derecho mientras nos sigue a Zach y a mí al interior de la casa.

—¿Pero a dónde vais? ¡que nos tenemos que ir! —nos grita siguiéndonos.

—Austin, ¿piensas irte a kilómetros de casa sin despedirte de tu familia? —pregunto mientras abro la puerta de casa.

—¿Entonces porque me habéis metido prisa?

—Porque si no, no te levantas de la cama —le respondo pasando al interior de casa.

Nos acercamos hasta el salón donde están nuestras hermanas viendo una película de romance en la televisión.

A 1080 kilómetros por hora [Impactos #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora