Capítulo 10

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Lucas

La misma boca que me besaba en verano acaba de besarme.

Emma me ha besado.

Emma King.

Bueno, más bien yo la he besado a ella.

¿Qué?

¿Qué cojones acaba de pasar?

¿En qué momento?

Ah, sí, Emma iba a besar al gilipollas ese.

Nos hemos besado, se ha apartado de mí y ha vuelto a sentarse en el sofá en el que estaba sin mirarme en el acto. ¿En qué puto momento mi cuerpo se ha movido solo y se ha plantado delante de ella? Esta chica va a volverme loco no solo por lo mucho que me atrae, sino por todo lo que hace, como se viste, como se mueve, como trata a las personas, joder...

Esta sentada junto a Austin en uno de los sofás de la casa de mi colega Rymer. Lleva un vestido negro que se le ciñe al cuerpo de la manera más sexi posible, y unas botas de estilo militar como las mías que encima le estilizan las piernas tan bonitas y largas que tiene. Solo con verla ya me pone como nadie lo ha hecho nunca. Los demás se han quedado boquiabiertos con el beso, y a mí me ha dejado sin aliento y cachondo perdido.

Esos labios... esos labios son de otro planeta, el vestido que le queda como una segunda piel remarcando sus caderas es de otro planeta. Su perfecto culo es de otra paneta, sus ojos grandes y de color miel que expresan tanto son de otro planeta, solo pensar en besarla otra vez el bulto de mi pantalón vuelve a aparecer.

A las cinco volvemos todos en mi coche, el único que no ha bebido alcohol ha sido Zach y Austin se ha ofrecido a ir en el maletero porque los seis no cabíamos en los asientos. Gracias al cargo del padre de Vee podemos volver a la hora que queramos ya que Vee tiene las llaves de la residencia.

Una vez en la habitación aún sigo sin poder creerme lo que ha pasado esta noche entre Emma y yo.

—Oye, Lucas, ¿qué vas a hacer con lo de Emma? —me pregunta Austin susurrando después de bostezar.

—Nada, ¿qué quieres que haga? —le respondo.

—No nada, simplemente que ella ha dejado claro que le atraes...

—Ya, pero ella a mí no —me meto en la cama.

—No parecía que no te atrajese cuando le metías la lengua hasta la campanilla...

—Buenas noches, Austin —cierro el tema de conversación de una vez.

—Buenas noches —me responde, yo apago la luz y poco después entra Zach intentando no hacer ruido y se mete en la cama.

—Oye Lucas —susurra Austin.

—¿Qué quieres ahora? —le espeto sin abrir los ojos.

—No le hagas daño —Austin insinúa a Emma.

—Duérmete de una vez —espeto de nuevo, aunque en verdad nunca le haría daño a posta.

Ha pasado una puta semana desde que Emma y yo nos besamos, y no me ha dirigido la palabra desde entonces. No me ha pedido que la lleve a bailar o que la recoja, su hermano la llevó un día, los otros dos prefirió ir en transporte público. En clases no hemos hablado, ni para acabar el guion, lo escribió antes de la clase de proyectos y me lo enseño, lo que había hecho estaba bastante bien añadí un par de cosas que no borró, pero en ningún momento habló conmigo.

Sin duda alguna ha intentado evitarme a toda costa, cuando me la he encontrado por los pasillos nunca iba sola y en la habitación siempre estaba con las chicas o con Austin, y a las horas de comer ha evitado sentarse a mi lado o delante de mí. A solas hemos coincidido una sola vez, en el baño, ella salía de ducharse y yo entraba a hacer lo mismo; de primeras, se quedó parada pero después reaccionó y volvió a su cuarto. No sé cómo aguanté para no quitarle esa minúscula toalla que hacía que no pudiese ver su cuerpo al desnudo.

A 1080 kilómetros por hora [Impactos #1]Where stories live. Discover now