Capítulo 12

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Lucas

Ya es de día, el sol entra por la ventana que hay sobre la cama de Austin y hace que no pueda abrir los ojos del todo. Mientras mis hermanos siguen durmiendo voy al baño a darme una ducha, en California hace mucho calor y aunque duerma en bóxers, alguna noche que otra acabo sudando.

Me quito rápidamente el bóxer y lo tiro de cualquier manera por los aires. Aparto la cortina gris de plástico y entro en el plato de ducha. No suelo tardar mucho en ducharme, me enjabono rápido el pelo y antes de aclararme me enjabono el cuerpo. Una vez estoy lleno de espuma dejo que el agua no muy caliente la arrastre toda.

Salgo de la ducha, me enrollo la toalla en la cintura y vuelvo a la habitación chutando los bóxers que me he quitado con el pie; algunas gotas de agua caen por mis hombros ya tengo algo largo el pelo.

Ni Zach ni Austin ha movido un solo músculo, de la cómoda escojo un tejano oscuro ancho y una camiseta blanca con un dibujo detrás, esta también es ancha. Me pongo los anillos y la toalla que he dejado en el suelo, la recojo para ponérmela sobre la cabeza y con movimientos rápidos me seco un poco el pelo.

Zach bosteza, aún estirado en la cama se estira y eso hace que su cuerpo sobresalga aún mas de ella.

—Buenos días—digo.

—Buenos días—responde Zach con voz ronca y perezosa—espera, que haces tan pronto despierto.

—No podía dormir—respondo.

—¿Y eso? —pregunta Zach, y yo me encojo de hombros a modo de respuesta.

El agarra el teléfono y se pone a mirar los mensajes o lo que tenga que mirar.

—Tengo un mensaje de mamá diciendo que la llames, aunque no pone el porqué—Zach frunce el ceño pensando una respuesta.

—Después la llamo—digo sentándome en mi cama.

—Buenos días—bosteza Austin—¿hoy es sábado no?

—Si sábado siete de octubre—le responde Zach.

—Sí, hoy no hay que hacer nada—añado yo, pero ellos me miran con los ojos abiertos como platos.

—Tío, que hoy cumples veintiuno—Zach cambia el tono como diciéndome: reacciona—ah por eso mamá quiere que la llames.

—Felicidades hermanito—Austin se levanta rápidamente y se tropieza, por suerte no se cae, pero si se tira sobre mí para abrazarme.

—Gracias gracias, pero... no se lo digáis a las chicas.

—¿Porqué? —pregunta Austin.

—Porque le harán algún regalo o soplar las velas o algo así y a Lucas nunca le ha gustado celebrar su cumpleaños.

—Efectivamente—le doy la razón a Zach.

—Ya, pero veintiuno solo se cumplen una vez—insiste Austin.

—Y los diecisiete, también los dieciocho, ah y los diecinueve también, por no olvidarnos de los veinte—ironizo.

—Ja ja, muy gracioso—Austin me pone cara de culo—no diremos nada tranquilo.

—No decimos nada, pero hoy desayunamos fuera—dice Zach tomando iniciativa.

—Sí, será muy discreto desayunar fuera cuando los fines de semana desayunamos en la cafetería—respondo amargamente.

—Ya nos inventaremos algo...—interviene Austin como si se le diese bien mentir.

Ellos se visten y Kayla viene a buscarnos para bajar a la cafetería a desayunar entonces Austin es el que propone desayunar fuera.

A 1080 kilómetros por hora [Impactos #1]Where stories live. Discover now