el fin de los tiempos

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El ojo del cielo no apareció esta vez, ya que esa chica había llamado y despertado a algo mucho mayor. Todo se llenó de luz, con un brillo cálido y extrañamente familiar. El bosque desapareció, el cielo y el suelo también, la pelea entre Zodd y los chicos se podía seguir escuchando, pero también se esfumó. Sólo quedaron los cuatro jóvenes, tres de ellos, mirándose a los ojos, algo asustados e impresionados. Casca seguía apuntando a Griffith con aquella espada negra y Guts estaba parado un par de metros atrás de la chica que se encontraba aun de rodillas. En primer plano, la figura de Bryn era una escena bastante macabra. La carne de su costado queriendo cerrar la herida, pero aun la hoja clavada no le dejaba. La sangre chorreaba por su boca ligeramente abierta y bajaba como una fuente por su cuello. El líquido negro también caía de sus dos ojos y se juntaba con la sangre, haciendo contraste con su piel blanca.

- Esto no es el mundo astral, es mucho más profundo… Yo he estado aquí antes…- decía el albino cuando los mechones de su cabello empezaron a flotar en el aire.

Los pies de Casca y Guts también se separaban de suelo, o, más bien, simplemente, toda superficie estable y sólida, desapareció. Empezaron a flotar como si la gravedad no existiera allí, como si estuvieran metidos en un tanque gigantesco de agua. Bryn pegó una bocanada grande de aire, había estado todo el rato sin poder respirar por culpa de la sangre que obstruía su garganta. La espada de Griffith clavada en su estómago, empezaba a disolverse y derretirse. Ella recuperó la consciencia y entonces, los cuatro sintieron como si sus cuerpos caían al vacío durante unos ligeros segundos. La luz que los rodeaba se hizo más dorada y notaron pequeñas ráfagas de viento.

- ¡Bryn! ¡¿Estás bien?!- Casca intentaba mover sus brazos y nadar en el aire para acercarse más a su amiga herida. Esta negó con la cabeza.

- No te acerques más, estoy inestable, puede ser peligroso.- decía con dificultad, pasando su mano por su herida que se cerraba lentamente.- Aunque ya es demasiado tarde.

- “Demasiado tarde” es una expresión muy humana. Demasiado terrenal.- una voz se escuchó fuerte, grave y resonó por todo el espacio haciendo eco.

Una bruma blanca se empezaba a crear y a la vez disipar encima de sus cabezas. Y la estancia empezó a tomar algo de forma y profundidad. Grandes conductos que parecían enormes venas se entrelazaban unas con las otras, por todas partes. Eran de un color carmesí, morado y negro, aun así la luz todavía se colaba entre aquellos enredos, como ramas de un gran árbol y los rayos del sol de una tranquila tarde. Empezaron a aparecer behelits nadando en bandadas, flotando como estrellas, algunos ya eclosionados y otros nuevos como fetos. Los cuerpos de los jóvenes flotaban y se dirigían cada vez más bajo, siguiendo una arteria bastante ancha.

- Cualquier palabra es temporal, ajena a la existencia de tiempo para los seres inmortales como tú y como yo, Bryanna.- terminó de hablar la voz, que no parecía hablar siquiera, eran como sonidos aleatorios, pero por alguna extraña razón, se podía entender.

Cuando se quisieron dar cuenta, estaba en medio de lo más parecido al ojo de una tormenta. En el centro de un gran remolino de viento, agua, tierra y carne. Delante de sus narices, un gigantesco corazón. Bombeando esa mezcla de materiales desde sus salientes arterias, hasta los brazos del tornado.

- Qué demonios.- Guts hablaba con sus ojos que parecían querer salirse de su órbita, su entendimiento humano no podía procesar todo aquello, simplemente había quedado en trance.

- Él es Dios.- contestó Griffith que miraba al gran trozo de carne con cara seria, como si no fuera la primera vez que se topa con algo como eso.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Where stories live. Discover now