declaración de amor

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- ¡Esto es jodidamente genial!- el chico pelirrojo se quitaba la ropa y se tiraba de cabeza al mar, siendo arrastrado por este de nuevo a la orilla, lleno de algas y estrellas de mar.

Un pequeño hombrecillo amarillo con la cabeza en forma de castaña y alas, le seguía, haciendo el tonto. Mientras otra mujercilla del mismo tamaño, los regañaba. Una muchacha y un muchacho rubios también se quitaban los zapatos y se metían al agua despacio, era la primera vez que veían el océano. El hombre de la armadura negra y la pequeña bruja veían como reían sus amigos desde la arena, los ojos de él seguían con una sonrisa leve a una morena riendo y corriendo de aquí para allá. El sol caía y creaba un perfecto espectáculo de colores en el cielo, casi idílico de lo tranquilo y placentero que se veía y sentía.

Entonces, la morena de pelo largo se quedó parada divisando algo y empezó a correr lejos y veloz, a lo largo de la orilla. Con sus brazos al frente como queriendo alcanzar algo.

- ¡Casca!- dijo la rubia y empezó a perseguirla, alarmando al resto.- ¡Espera, no vayas tan lejos!

Los ojos del hombre siguieron su camino y divisó una silueta que se le hacía bastante familiar, una capa morada bailaba al son del viento. Casca casi cae a aquella persona del gran abrazo que le dio y gritaba de felicidad. Una ola rompió en sus pantorrillas y Bryn cerró los ojos, correspondiendo aquella calurosa bienvenida. Los demás se pararon a unos metros, sólo uno de ellos sabía quién era ella y tampoco es que supiera cómo reaccionar.

Las dos antiguas amigas se separaron, aunque la morena le pellizcaba los mofletes a la otra como si fuera un bebé. Bryn suavemente le bajó un poco la tela del vestido blanco para verle aquella marca tan terrible en su pecho izquierdo. La miró a los ojos y pronto comprendió qué era lo que le pasaba.

- Por fin te encontré, Sarah.- sonrió apenada.

- Ejem… ¿Amiga o enemiga?- preguntaba el chico pelirrojo haciendo una extraña pose de artes marciales, con su amiguito amarillo en su cabeza, imitándole.

- No lo sé…- dijo Guts.- ¿Bryn…?

- Oh, hola Guts… No te había reconocido.- ella lo miró un poco más sonriente.- ¿Cuánto tiempo ha pasado?

Él no podía creer lo que estaba viendo, ella estaba igual. Tal y como la recordaba, alta, esbelta, de piel blanca y sin imperfecciones, ojos brillantes y morados, labios rosados, pelo negro azabache y algo ondulado. Las mismas prendas, la misma bolsa verde que siempre llevaba atada a la espalda. Como si el tiempo no le hubiese afectado en nada.

- Cuatro años…- Guts no dejaba de mirarla, también le sorprendía que Casca la reconociese en su estado.

- ¿Tanto? Me parecieron sólo unos meses…- se rascó la nuca.

- Noto seria fuerza trascendental fluyendo de su cuerpo, ¿de qué la conoces?- la pequeña bruja arrugaba el ceño.

- Es… Una antigua compañera…- dijo él.

- Es interesante, jamás creí que te vería caminando junto a brujas, elfos y niños, supongo que los tiempos han cambiado, ¿no?- la pelinegra se acercaba, hablaba con el mismo tono de burla que siempre usó con él.

- ¡Atrás!- el chico pelirrojo desenvainaba una daga hacia ella y el rubio también se ponía en posición de ataque.

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo nos has encontrado?- preguntó Guts.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora