Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk]

olor de lo prohibido

- Este es el pase para poder embarcar en uno de los barcos de la Santa Sede, sólo se lo tenéis que enseñar a cualquier capitán que lleve la insignia.- hablaba el rubio con tristeza, pasándole el pergamino a Guts.- Gracias por los efectos, Lady Farnesse se lo agradece con el alma, Schierke.

- Pero… Ella estaba muy animada a aprender magia y Casca la necesita…- empezaba la bruja.

- En el nombre de la familia Vandimion, les agradezco que hayan cuidado de Lady Farnesse y haberla regresado sano y salvo a su hogar.- Serpico hablaba ignorando las preguntas de preocupación de todos.

- ¡¿Ni siquiera se despide?!- Isidro se enfadaba.

- Serpico… ¿hay alguna razón…?- Guts se ponía de pie.

- Ella quiere hacernos creer que ha sido un intercambio, ¿verdad?- Bryn cortó al rubio que seguramente iba a soltar algo políticamente correcto.- Ella vuelve a su casa y a nosotros nos aporta una embarcación para seguir con nuestro viaje, pero no me lo trago. Lo que ha pasado en realidad, es que, es una cobarde. Corriendo a casa de papá cuando la cosa se pone complicada, en vez de luchar por lo que quiere, toma el camino más fácil. Y tú lo sabes bien, Serpico.

Ambos se miraban a los ojos, el rubio parecía pedir ayuda con estos y sabía bien, conociendo a la mayoría de los presentes, que, no se quedarían sentados.

- ¡Bryn! ¡No digas eso!- Ivaleria le regañaba.

- No sé la razón, pero seguro lo ha hecho por vuestro bien.- acabó el rubio.- Buen viaje.

 Cuando se marchó, poco tardó Guts en idear un plan.

- No voy a dejar a nadie atrás, nunca más.- explicaba el mayor, poniéndose en pie y mirando a los elfos.- Enanos, seguid a Serpico. Volved con la información que consigáis, Isidro prepara las armas, Schierke y yo intentaremos volver a conectar nuestros pensamientos con Farnesse.

Ordenó y todo el mundo se puso en marcha a su deber, aunque Ivalera empezó a refunfuñar por la forma en la que Guts se refirió a ellos.

- ¿Y yo qué hago?- Bryn preguntaba con una “póker face” y Guts se percató que estaba ahí también.

- Tú…- la miró y recordó que hacía sólo unos momentos la había visto tal como vino al mundo y sus orejas se empezaron a tornar rojas. Bryn notó esto y arrugó su cara.

- ¡Da igual! ¡Ya seguiré la esencia de Farnesse y llegaré a su casa yo sola!- se enfadó y se acercó a la ventana.

- ¡Espera! ¡No puedes dejar que te vea!- Guts intentó pararla.

- Tranquilo, infiltrarme en palacios es de mis mejores pasatiempos, se me da bien. Además, ¡te has olvidado de mí!- lo señaló reprimiéndolo como una niña pequeña.- ¡Voy a hacer las cosas a mi manera!

Levantó un pie y pasando la cornisa de la ventana, se lanzó hacia afuera. Cuando Guts miró por esta, ya había desaparecido, sólo un polvo negro quedó en el ambiente y unos cuantos cuervos se espantaban revoloteando.

- Ah… Esa chica entrometida… Espero que sepa lo que hace.- murmuraba Guts volviendo a lo que estaba haciendo.

- Ha sido culpa tuya.- dijo Isidro desde la otra habitación en la que hacía un estruendo limpiando la armadura negra de Guts.