veneno letal

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- Es muy hermosa.- Bryn miraba hacia arriba, interrumpiendo una de las muchas discusiones de Guts y Corcus.

Casca dirigió su mirada hacia dónde lo hacía su amiga, en lo alto de una duna, Griffith y la princesa Charlotte charlaban tranquilamente. La morena sonrió apenada y apartó sus ojos, centrándose en la escena. La cacería real era un evento al que habían sido invitados como partícipes y también como trabajadores, para proteger a la princesa, ya que era su primera vez. Las voces de los nobles cazadores eran estridentes y Charlotte arrugaba su cara, viendo como perseguían a un lindo zorro.

- Qué hipócrita de su parte.- Bryn levantaba una ceja.

- ¿Eh?- gruñía Guts.

- La princesa, creo que no le gusta la caza, pero después seguro que en su inmenso palacio, cuando nadie la ve, se come las perdices y los conejillos recién decapitados para almorzar.- aclaraba algo sarcástica.

Todos rieron por lo bajo, ella pocas veces hablaba cuando estaban en grupo, pero cuando lo hacía, era para hacer bromas o mandarles a darse un baño. Había pasado un mes desde la última batalla y ya todos estaban recuperados de sus heridas, se estaban tomando un respiro como ejército de la corte, mientras planificaban el siguiente asalto.

De pronto, un jabalí asustado salió de entre unos arbustos y a su vez, el caballo de la princesa empezó a trotar veloz y alocado. Griffith salió persiguiéndola para hacer parar al caballo. Se introdujeron en un bosque y Casca y Guts también cabalgaron en su ayuda. Bryn iba a seguirles, pero de reojo notó como el duque Julius y otro caballero armado se metían por los mismo árboles pero más alejados. Ella agitó las riendas fuertemente y su corcel empezó a correr detrás de sus compañeros.

Cuando ella llegaba al arroyo dónde se había detenido todos los caballos, Griffith, con una flecha clavada en el pecho, se desplomaba en el suelo. Charlotte empezaba a gritar asustada y Casca agarraba entre sus brazos a su capitán. En el momento que la flecha impactó en el chico, el corazón de Bryn se estrujó y segundos después, caía del caballo inconsciente. Griffith se volvía a levantar, calmando el ambiente, al parecer, la flecha embadurnada en veneno mortal no le había siquiera rozado, el huevo rojo que siempre llevaba colgado al cuello, recibió el disparo y lo protegió. Todos elogiaban la suerte del capitán y lo ayudaban a erguirse, pero todo el numerito se vio interrumpido por el caballo de Bryn que llegaba corriendo solo. El albino lo paró, desconcertado y mirando en la dirección en la que había aparecido, vio un bulto morado en el suelo entre hierbas altas.

Él corrió hacia allí, soltándose del agarre de su compañera Casca que seguía insistiéndole que se dejara inspeccionar por si tenía otras heridas. El muchacho se agachó casi tirándose al suelo para coger a Bryn, aunque ella también se volvía a despertar, bastante mareada. El resto, llegaba al sitio, algo asustados.

- Bryn... ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?- se agachaba esta vez, Casca.

Ella no respondió sólo alzó su mano para agarrar el huevo rojo, inspeccionándolo con sus cejas arrugadas, se dio cuenta de una pequeña raja por el daño de la flecha. No comprendía muy bien, pero juraría que de algún modo, ese "behelit", le había causado daño a su persona. Ella podría al menos estar más enterada sobre el huevo del emperador, mucho más que un simple humano como Griffith, pero seguro no sabía toda la información detrás de La Mano de Dios.

- Debe tener más cuidado, capitán.- habló la chica, poniéndose de pie sin la ayuda de nadie.- Un plebeyo haciendo estruendo en la corte, nunca será bienvenido.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Where stories live. Discover now