esperar sin esperanza

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Bryn recuperó su forma humana y sus prendas, para caminar tranquila por las praderas, siguiendo el camino a la Banda del Halcón. Sin prisa, a veces parándose para recoger algunas flores que le parecían bonitas, se acercaba a dónde debería haber un afluente de un río cercano, pero una bruma negra y algo morada, como un torbellino, tapaba el lugar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, divisó a un caballero extraño, parecía un esqueleto montado en un caballo y enfrentando al mismísimo Nosferatu Zodd. Pero mucho antes, estaba un joven que conocía muy bien. Se acercó a él por la espalda y le puso una mano en el hombro, haciendo que este, que ya estaba asustado y temblando por lo que veían sus ojos, saltara en el sitio y volviera su cabeza.

- ¡B…! ¡¿Bryn?!- sus ojos azules estaban abiertos de par en par, estaba tan impactado que ni las lágrimas salían.

- Me alegro de que quedaras fuera, Rickert.- ella sonrió apenada, acariciando la mejilla del chico.

- ¿Qué quieres decir…? ¿Qué es eso? ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Dónde están los demás?!

- Ya es demasiado tarde… En realidad siempre lo fue.

- ¡No entiendo nada! ¡Tú! ¡Guts! ¡Griffith! ¡Todos desaparecisteis! ¡Y ahora…!- el chico retrocedía y caía de culo al tropezarse con una roca.

- Huye, Rickert, aunque tengas preguntas debes correr rápido y no mirar atrás hasta que estés lo suficientemente lejos de ese torbellino oscuro.

- Bryn… ¿Quién eres?- esta vez, el chico empezaba a llorar.

- Sólo una doctora que intenta salvar tu vida.- sonrió y le agarró del brazo para ponerlo de pie. Después lo empujó por la espalda, haciendo que diese algunos pasos en la dirección contraria a la tormenta.- Corre, chico.

- Yo… No…

- ¡¡Corre, Rickert!!- le gritó tan fuerte que los colmillos del demonio de su interior salieron y asustaron al rubio que empezó a correr, llorando desconsoladamente, a veces tropezando torpemente.

Bryn se quedó mirando al chico marcharse por unos momentos, quería asegurarse de que no volvía. Aunque en realidad le sería difícil entrar a ese alboroto ya empezado, los dos gigantes se peleaban a las puertas del infierno y no dejaban que ningún ser se acercase. Pero Bryn no tenía miedo, al igual que otros demonios y apóstoles, ella estaba más que invitada. Empezó a caminar de nuevo, pero algo más dominante, con pasos decididos, tampoco sabía si estaba mentalmente preparada para ver lo que estaba sucediendo allí dentro, pero de alguna manera lo tenía que descubrir. Descubrir cuál fue la decisión de Griffith, aunque ya se la podía imaginar.

Su caminata paró en seco el combate, pasando entre ambos separándolos. Bryn miró por un momento de reojo a Zodd, que respiraba fuerte, recuperando el aliento, aquel caballero debía ser bastante fuerte. Después giró su cabeza para mirar a ese ser tan extraño que a la vez se le hacía tan familiar. Parecía un rey antiguo, con su gran armadura y corcel que podía doblar su propio tamaño. No tenía ojos en el cráneo, sólo dos luceros resplandecientes, pero de algún modo ella sabía que la miraba a los ojos.

- Conozco tu cara, pero no sé quién eres.- dijo ella parándose antes de entrar al abismo, no fue parada por ninguno de los dos.

- Podría decir lo mismo, joven.- habló él, con una voz hueca.

- Entiendo, espero que podamos volver a vernos, caballero calavera.- ella asintió y se despidió, entrando en la gran masa de humo negro.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Where stories live. Discover now