momento cero [parte 3]

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- ¿Te gusta?- preguntaba Bryn con una ceja levantada.

- ¡Sí! Es bastante extraño… No consigo ver el resorte o el cierre, está muy bien hecho.- la pelirroja miraba el huevo blanco con una lupa.

- Genial, pues te lo puedes quedar.- sonrió Bryn, se quería deshacer de eso como fuera.

- ¡Lo cuidaré genial, no te preocupes!- la pelirroja abrazó aquel huevo como si fuera un osito de peluche.

- Tampoco es que me preocupe mucho…- dijo por lo bajo cuando se despidió de la muchacha y se marchaba por el pasillo.

Habían pasado dos semanas desde que vio aquel extraño cachivache por primera vez y después de tirarlo por la ventana, creyó que no lo iba a ver más. A los varios días después, apareció en su mesita de noche como por arte de magia, había preguntado a su amiga y a las enfermeras, pero nadie lo había puesto allí, así que le cogió algo de miedo. Al final se lo acababa de dar a la pelirroja, que le fascinaban los objetos siniestros, esperando no tener que verlo más nunca por fin. No es que fuera alguien supersticiosa y muy miedica, pero no quería que nadie o nada le distrajera de sus estudios, ya estaba lo suficientemente nerviosa como para que un juguete extraño le diera la sensación de que estaba siendo vigilada. 

El resto de huevos en la caja sí eran de chocolate, pero tampoco terminó de comérselos después de todo, se los dio a sus amigos para que los repartieran entre todos. La chica podía parecer muy fría en un primer momento y a veces parecía que no le gustaba socializar, pero era toda una niña pequeña en el fondo. El trauma que vivió y sigue viviendo, no le había dejado desarrollarse como alguien normal y mucho menos, vivir una vida independiente. Esa ayuda que siempre necesitó después de perder su movilidad, le aburría y la presionaba, así que, al estar con personas, siempre se sentía que molestaba de alguna forma.

Llegó a la puerta principal que estaba abierta de par en par, hoy era un día de juegos, hacía buen tiempo y todo el mundo estaba fuera haciendo disfrutando el ambiente. Cuando bajó la rampa lo primero que vio fue a su amiga gritando groserías a Rudy por estarle ganando al ping-pong. Bryn se paró para ver la partida, algunos chicos jugaban al fútbol en el césped de al lado, sólo llevaban una hora y ya habían reventado un cristal. Algunos enfermeros y enfermeras vigilaban, pero en general estaba todo muy tranquilo, había hasta poca nube de contaminación y los rayos del sol iluminaban demasiado la escena.

- ¿Te echaste la crema?- preguntó Bryn a su amiga al verla en mangas cortas y con su piel totalmente expuesta. Ésta paró y la miró sorprendida, la pequeña pelota de ping-pong rebotó en su cabeza.

- ¡Se me ha olvidado!- ponía sus manos en su cabeza.

- Siempre igual, ya tardas en ir corriendo a ponértela, idiota.- negaba rodando los ojos.

- ¡Ahora vuelvo! ¡Ni se os ocurra seguir la partida sin mí!- señalaba a todos y salía pitando. Bryn la siguió con la mirada, sonriendo.

- Woah… Si la lesbiana oficial ha salido por fin de su guarida oscura…- Byron, el rey de los abusones se acercaba con un balón debajo del brazo. Su pelo era largo y rubio, sus ojos eran grandes y marrones, pero para nada inocentes.

- Creí que lo de clasificar a la gente por su tendencia sexual se había quedado en el año 2.070, enterrada junto a la generación Z. Pero parece que todavía quedan atrapados en el tiempo como tú, Byron.- contestó calmada la pelinegra.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Where stories live. Discover now