un antiguo nombre

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Casca observaba el rostro de la chica dormida antes de acostarse. Tenía la sensación de haberse cruzado con esa extraña tiempo atrás, su cara se le hacía bastante familiar, pero era tan diferente a ella y a los de su alrededor, que se le hacía imposible. Seguramente vendría de oriente y según eso que dijo, ambas habían llevado vidas bastante diferentes. Casca era una guerrera y Bryn una doctora, matar y salvar, totalmente contradictorio.

Cuando por fin agarró el sueño profundo, empezó a soñar. Un mundo que no vio jamás, pero una escena bastante familiar. Un campo de batalla. Aunque más bien, era una ciudad totalmente destruida. Todo estaba calcinado y gris, la suave brisa levantaba la ceniza y eso hacía toser a los supervivientes. Una tenue niebla no dejaba ver el cielo y sólo se escuchaban llantos y quejidos de niños y sus madres. Casca miraba a esas personas, ensangrentadas, algunas con el rostro quemado y que perdieron algunas de sus extremidades. Mientras su corazón se encogía seguía caminando y como si su cuerpo estuviera poseído, sujetó con fuerza lo que sostenía. Parecía un arma, pero no podía distinguir lo que era, jamás había visto algo así. Sus brazos se movieron solos y apuntó a un niño que era socorrido por varias personas, su ojo traspasaba una mirilla. Casca no entendía lo que hacía, no podía cambiar de posición, como si su cuerpo no fuera suyo. Si eso se trataba de una especie de ballesta, ¿por qué apuntaba hacia un inocente herido? Su dedo índice estaba por apretar el gatillo cuando sintió una hoja fría atravesar su estómago. Eso la tomó por sorpresa, no le dolía, pero tiró el arma y la hoja salió. Su torso empezó a empaparse de sangre y con dificultad se giró para ver quién la había apuñalado por la espalda.

La silueta y el rostro de Bryn estaban cubiertos de sangre y sudor, llevaba un extraño atuendo verde y marrón ceñido al cuerpo y una gorra rara a los ojos de Casca. Pero la espada que sostenía se parecía a la de su capitán Griffith. Casca le miró a los ojos y estos desprendían lágrimas por doquier. Bryn lloraba mucho y su cara era de ira y preocupación a la vez. La morena de piel empezó a escupir sangre por la boca, señal de que estaba a punto de morir, pero sostenía la mirada de esa chica.

- Perdóname de nuevo, Sarah.- fue lo único que escuchó de sus labios antes de que sus ojos se cerrasen por completo y su cuerpo se desplomase en el suelo.

Casca murió en el sueño y a la vez se despertó agitada en la realidad. La luz del sol matutino traspasaba a través de la tela de la tienda y el relente se hacía presente en el ambiente. Miró enseguida a su lado, donde debería estar aquella extraña chica, pero ya no había nadie. Se levantó rápido y salió fuera. Los guerreros empezaban a recoger y ordenar las cosas en los carros y caballos para partir lo antes posible.

- ¿Qué pasó? ¿Se te pegaron las sábanas, teniente?- el hombre más irritante de su cuadrilla, Corkas. Pasaba por allí llevando algunas telas y armaduras.

Casca no contestó, sólo lo ignoró rodando sus ojos. A lo lejos, vio cómo Griffith hablaba con esa chica y se dirigió hacia allá algo molesta.

- ¡Tú…!- empezó a hablar señalándola.

- Buenos días, ¿te encuentras bien?- sonrió ella. Su rostro se veía tan diferente al sueño, que la morena empezaba a dudar.

- ¿Eh?

- Anoche tenías fiebre, sudabas bastante y te quejabas estando dormida. Te puse esos parches de pepino.- dijo mirando la frente de Casca y ella enseguida se llevó la mano ahí.

Efectivamente no se había dado cuenta de las pieles de la verdura que tenía pegadas a la frente y empezó a sonrojarse. Griffith empezó a reírse como un niño pequeño y Bryn sonreía graciosa.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ