hermanos de sangre

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Mientras Isidro e Isma jugaban con la poca gravedad de sus cuerpos, Puck se reencontraba con su familia que eran igual de idiotas que él. Casca abrazaba a árboles con cara que se movían y parpadeaban como una persona. Farnesse saludaba a centauros y Serpico era alabado por elfos por su belleza. Magnífico y Roderick, a pesar de haber vivido varias mágicas aventuras, seguían sin estar acostumbrados, y, Guts y Bryn andaban uno al lado del otro, sumamente en silencio, mientras seguían al anciano que guiaba hablando con Schierke sobre magia. Aunque la que hablaba era más bien la joven, que parecía entrevistar al viejo mago, que mantenía su serena sonrisa ante todo.

Bryn luchaba contra su hambre y su transformación, que había parado, pero la había dejado algo terrorífica en contraste con los seres tan magníficos y encantadores que tenía a su alrededor. Sus largos y punzantes colmillos estaban presentes, su piel grisácea ya mostraba algunas escamas, sus garras negras acabadas en punta. Su pelo negro creció y sus ojos brillaban mucho más.

- ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?- Guts rompió el silencio.

- ¿A qué te refieres?- ella no lo miraba, prefería observar el suelo, para no tropezar con las grandes raíces de los árboles.

- Antes pedías calma, y, ahora eres tú la no nos ha dejado terminar ni el postre.- Bryn no se podía creen lo bien que ese chico la conocía, a pesar de no tener una de las mejores amistades.

- Me marcharé esta madrugada.- eso dejó al chico algo sorprendido, pero expectante.- Quería asegurarme de dejar a Casca en buenas manos.

- Cuando dices de marcharte… ¿Dices a enfrentarte a Griffith?

- No, me enfrentaré al Halcón de Luz, ese ser no es Griffith…

- Hay algo que me estás ocultando, ¿por qué tan de repente?- Guts recopiló en su cabeza todo lo ocurrido recientemente.- ¿Conoces al gran mago de algo?

- Tú no sabes muchas cosas que yo sí, igual yo no lo sé todo, me hago preguntas cada segundo de mi vida. No puedo perder más el tiempo. Si es cierto que el destino tiene algo preparado para mí, simplemente no puedo sentarme y esperar a que me llegue. Primero quiero vivir mi vida, como yo misma desee, y, después que pase lo que tenga que pasar.

- ¿Y qué es lo que tiene que pasar?

- Ya hemos llegado.- Gedfryn paró su cabra y justo en frente del grupo se alzaba un gran árbol.

El árbol de cerezo más grande de todo el bosque, lo rodeaban toda clase de criaturas fantásticas, como en medio de un festejo en paz y harmonía. Bailaban, cantaban, comían, bebían, era como haber llegado al paraíso. Al adentrarse más profundo en el gran tronco, vieron cómo se alzaba un palacio sobre sus cabezas, poco a poco la sala del trono se iba formando ante los ojos abiertos con gran impresión de los recién llegados. La corte, si es que se le podía llamar así, los acogió con trompetas, que anunciaban al rey de su llegada, ya que el nombrado, no estaba en su silla. Como si se tratara de un sexto sentido, Bryn alzó ambas manos y agarró dos cabezas, parándo a sus dueños en seco. Uno se trataba del hermano de Farnesse, Magnífico, que nada más había hecho babear desde que pisó la aldea. Pensaba que si vendía aquel reino de fantasía, comería de vajilla de oro durante toda su vida. La otra cabecita, era una castaña blanda y amarilla con alas. Puck era idiota y se dejaba llevar bastante fácil por cualquier tontería que le mencionaban.

- Ni se os ocurra dar un paso más, no sé lo que pensabais hacer, pero no es momento de bobadas. No puedo permitirme perder más tiempo.- la voz del demonio hizo tiritar al humano y revolotear de vuelta al hombro de Isidro, por parte del elfo.

Legendary Lovers (Griffith × OC) [Berserk] Where stories live. Discover now