C A P I T U L O 40

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ATENEA

Decir que estaba nerviosa era poco, muy poco, poquísimo, si estaba demasiado nerviosa.

No es fácil. ¿Como llego y le digo "Hola, resulta que soy tu hermana"

No, horrible.

"¡Hola! ¿Sabes que me enteré? ¡que soy tu hermana! Si, mi mamá es una perra que los dejó en un orfanato"

¡Pésimo!

No, no puedo.

¿Y si lo llamo y le digo que tuve un viaje a china?

No seas cobarde, Atenea Lombardi.

¡Esa es otra cosa!

El apellido, la prensa, los diarios, la familia adoptiva de Dimitri y Vladimir.

Mentalmente resoplo. Son muchas cosas, muchos tramites y papeleo que se viene en un futuro.

Ayer no pude decirles porque literalmente cuando toqué mi cama me desmayé. En el avión no había dormido bien y aparte la celda era muy incómoda.

Rezo para no volver a pisar ese lugar, me quita toda la elegancia.

Bueno.... la cosa es que no pude hablar con ellos porque me dormí, aunque entre sueños escuché algunas voces no fue suficiente para despertar, así que ahora estoy frente al espejo dándome coraje para enfrentarlos.

Decir que estoy nerviosa es poco, me falta solo caminar por las paredes. Y eso es poco.

¿Atenea Lombardi nerviosa? Eso si es raro.

Con un suspiro tembloroso abro la puerta de mi habitación, y pensando en las palabras que diré camino hacia el comedor.

Es muy simple. Hola, necesito hablar con ustedes. Vamos al despacho y les digo con toda la calma del mundo.

Si, eso es, con calma. No hay de que preocuparse.

—Hola, Atenea. —la voz de Vladimir me hace mirarlo.

Le doy una sonrisa algo tensa.

A la mierda la calma.

—Hola, Vlad.—carraspeo cuando mi voz sale baja.

Él me sonríe y mira a su hermano. Dimitri como siempre permanece en silencio mirándome.

¿Es mi idea o parecen observarme demasiado fijo?

Ideas tuyas, Atenea.

Nos quedamos en un silencio un poco incómodo, mientras yo bebo sorbos pequeños de jugo e ingiero los medicamentos.

—¿Estás bien? —miro a Dimitri. — Pareces ida. —entrecierra los ojos mirándome.

Mierda, era obvio. Estoy toda tensa en la silla y no dejo de repiquetear mis tacones.

Le doy una sonrisa algo nerviosa, pero asiento.

—Estoy bien, solo no dormí bien anoche. —me excuso. Caí rendida ante el sueño.

El asiente desviando el tema. Vladimir entonces me mira.

—Ayer dijiste que querías hablar con nosotros...—me tenso cuando dice eso. Joder no sirvió de nada. — .... ¿Crees que podamos hacerlo ahora? —cuestiona mirándome fijamente.

En eso nos parecemos bastante. Digo, me refiero a que yo soy de las que no aparta la mirada ante nada, y me he dado cuenta de que ellos hacen los mismo. La mirada determinada que tienen junto con esos ojos....

Amor Entre Mafias |+18|Where stories live. Discover now