C A P I T U L O 34

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¡Actualización nocturna!

Antes de que lean esto, quiero avisar que el sábado es mi cumpleaños y que, probablemente, suba una pequeña maratón que tengo mas o menos lista.

Sin mas que decir ¡Espero que disfruten este capitulo!



ATENEA

A la mañana siguiente cuando me despierto lo primero que veo es el rostro de la pulga en frente de mí.

No recuerdo como llegué a mi dormitorio, pero seguramente fue por Maxim ya que luego de acordar el nombre y todos los datos de la pulga me quedé unas horas más con él conversando, supongo que en un momento me dormí y el me trajo hasta acá.

Me levanto y me dirijo al baño quedándome unos segundos de más viendo mi imagen en el espejo.

Ésta Atenea no es la de hace unas semanas atrás.

Ésta Atenea está demacrada y tiene bolsas negras por debajo de sus ojos y se le marcan las costillas demasiado.

Eso se debe a mi muy mala alimentación, si bien siempre me ocupo de comer una que otra cosa en la oficina, casi siempre dependo del café negro, no es algo que me preocupe, pero ciertamente debería nivelar un poco mi peso y mis rutinas.

Mientras me meto a la ducha repaso mentalmente todos los pendientes que tengo hoy en la empresa.

El tema de Abba está controlado, luego del casi infarto de ayer no ha tenido complicaciones en la noche y si todo va bien, hoy en la mañana faltaría la segunda y última dosis de la cura.

Realmente tuve suerte de haber creado el antídoto junto con el veneno porque el líquido es muy concentrado y es prácticamente irreversible el daño, así que me felicito mentalmente por ser lo suficiente precavida para crear una cura del mismo veneno que yo cree.

Salgo de la ducha y me envuelvo en una toalla el cuerpo y otra en el cabello.

Ciertamente nunca me he acomplejado por mi cuerpo ni mis proporciones, pero aun así ahora hay algo que en mi me molesta. Hay algo que me molesta la visión a la hora de mirarme al espejo. Quizás son las cicatrices que tanto me he esmerado en tratar de ignorar, o quizás son las estrías en mis glúteos debido al tamaño, o quizás son los miles de recuerdos que me repiten constantemente que el cuerpo humano es muy débil y fácil de controlar.

Aún con eso en mi cabeza me dirijo al armario donde tomo una camisa de seda negra y una falda de tuvo blanca junto con unos tacones rojos. Siempre he tenido una afición por esos tres colores, siento que me definen y son capaces de expresar distintas cosas en diferentes situaciones.

El negro, es oscuridad.

El blanco, es luz.

El rojo, es sangre. Poder.

Colores que tiene personalidad y que no necesitan de otros para hacerse notar.

Cuando estoy frente al espejo junto con mis cosas esenciales para el maquillaje, comienzo a escuchar leves gimoteos que sé a quién pertenecen. La pequeña pulga comienza a despertar y una vez con los ojos abiertos me mira parpadeando.

-Hola. -murmura con voz adormilada que me hace sonreír.

Le devuelvo el saludo con una sonrisa leve antes de seguir en lo mío, pero ella no parece conforme con eso y se acerca lo suficiente para que pueda ver todo el maquillaje en mi tocador.

Ella parece querer decir algo, pero se contiene dando saltos en su lugar, ignoro eso y me concentro en comunicarle que se quedara.

-Iré a trabajar y tú te quedaras con Anne. -delineo mi parpado mientras intento sonar lo menos cortante.

Amor Entre Mafias |+18|Where stories live. Discover now