C A P I T U L O 26

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MAXIM.

Cuando la puerta se abre lo que veo me deja helado.

Literalmente

Atenea se está besando con otro hombre.

Y ahí en mitad del umbral de la puerta el primer pensamiento que pasa por mi mente es que ya la perdimos.

Pero me niego a aceptar que la perdimos, se metió tan rápido en nuestras cabezas que ahora no la podemos sacar.

— Avancen. — murmura Vladimir sacándome de mi trance.

Me empuja hasta que nos escondemos detrás de una columna del despacho mientras vemos como Atenea lo aparta de un golpe.

Levanta su rodilla y se la estrella en sus partes íntimas. Luego le da un golpe de puño en la nariz y con eso el retrocede tocándose la nariz que está sangrando.

—¡En tu puta vida vuelvas a forzarme! — le grita ella.

Un alivio me recorre por la espalda al saber que en verdad ella no había querido besarlo. Me enerva el hecho de que ella ya nos haya superado cuando nosotros estuvimos una semana destrozados.

Él se toca la nariz y la mira con enfado.

— Ahora te haces la santa cuando días atrás me estabas comiendo la boca. — le dice con burla.

Entonces si paso algo entre ellos.

— ¿No entiendes lo que es un simple beso? Es algo sin importancia. Y eso no te da derecho a tocarme sin mi permiso. — responde aliviándome.

— ¿Entonces con tu permiso sí?

Estoy a punto de salir y partirle la cara a ese imbécil, pero Dimitri —que está a mi lado — me toma del brazo.

Me enerva su actitud de "yo tengo todo y tu estas incluida". Me dan ganas de borrársela de un golpe.

— Vete de acá. — señala la puerta.

El levanta las manos en señal de derrota y yo ella se gira dándole la espalda, cosa que toma por ventaja y con sus manos envuelve su cuello dándole vuelta para volver a besarla, esta vez mas brusco.

Lo empuja y le da un codazo en el mentón para luego darle una patada en el estómago. Ella da un giro y le da una fuerte patada en todo el pecho haciendo que se vaya para atrás. Antes de que se caiga ella lo toma del cuello de la camisa y lo empotra contra la pared que está al lado de ella. Nosotros estamos al frente, por lo que vemos perfectamente la escena.

Le pone el antebrazo en el cuello inmovilizándolo.

— Veamos, estoy hablando chino, coreano o que mierda que no me entiendes cuando te digo que no es no. Con las demás te funcionara ese jueguito de niño bueno, pero conmigo no. —le habla en italiano.

Siempre me ha gustado su idioma —y lo entiendo perfectamente — pero su acento provoca cosas que ahora mismo no podría hacerle.

El trata de hablar, pero aprieta más el agarre.

— Que sea la última vez que te atreves a tan siquiera rozarme porque mi paciencia tiene un límite, Luca. —le dice con voz brusca.

<< — La próxima vez que intentes algo así, no seré benevolente contigo. He tenido demasiada paciencia contigo, pero ya no más.

Hace una pausa.

Me gusta que le haga frente y no se deje amedrentar por idiotas como él.

— No te quiero volver a ver rondando por acá en mi casa, hace que mantente a por lo menos 20 metros de mi si no quieres que te rompa la cara, créeme que te tengo unas ganas tremendas de verte agonizando.

Amor Entre Mafias |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora