C A P I T U L O 36

1.7K 113 24
                                    

ATENEA.

Decidimos caminar hacía la mansión de regreso por eso nos encontramos cerca de un parque.

Elliot y los guardaespaldas de los rusos vienen en las camionetas a pocos pasos de nosotros.

La seguridad, ante todo.

—¿Entonces los gemelos los ayudan con los negocios?

—Si, no, bueno, más o menos...—vacila un poco, luego explica: — Mi papá los quiere a ambos como hijos entonces poco a poco los ha ido incluyendo en la familia. —sonríe un poco. — Cenas familiares y esas cosas, y nos acostumbramos a tenerlos rondando por la casa entonces ellos deciden ayudarnos con los negocios. Es más que nada porque crecimos juntos.

—¿Nunca les ha molestado eso? —me miran sin comprender. — Que Serguei los incluyó en la familia.

—No. ¿Por qué debería? —inquiere Alexei mientras pasa su pulgar por el dorso de mi mano con cariño.

—Ya sabes, que los incluya en las cenas familiares, donde se supone que es solo 'familia'.— me explico. — ¿En algún momento se sintieron como que era demasiado?

Ambos lucen pensativos durante unos segundos.

—Creo que nos acostumbramos a crecer con ellos. Y aparte éramos muy amigos cuando niños, somos amigos de hecho...—aclara Maxim.

—Si, lo sé, eso se nota. — le sonrío. Es una sonrisa sincera, de las que hace tiempo no tenía. — Pero... siento... no lo sé... yo me hubiera sentido abrumada en algún sentido...

—¿Por qué? —me pregunta Alexei.

Espero que las personas pasen por nuestro lado antes de hablar:

—Siento que hay momentos donde la familia debería estar reunida. Entiendo que sean amigos y todo eso, pero siento que en algún punto pudieron sentirse desplazados. — me encojo de hombros. — No lo sé.

—Creo que a nosotros no nos afectó mucho porque siempre nos tuvimos el uno al otro. — me sonríe. — Maxim y yo éramos uña y mugre cuando niños y la presencia de Vlad y Dimitri a veces nos hacía aún más unidos. — explica con una sonrisa.

Asiento comprendiendo.

—¿Y sus padres? —curioseo.

El alza una ceja sin entender.

—Los padres de los gemelos. —aclaro.

—¿Qué tienen ellos?

—Me refiero a que si ellos no se molestaban por que sus hijos pasarán tantas horas en otra casa. —aclaro.

Ellos me sonríen con algo de gracia, pero es un gesto vacío. Es como si fuera un mal recuerdo.

—Es un tema... Complicado...—mira a Maxim.— explícalo tú.

Maxim suspira y mira hacía al frente cuando ve un carrito de algodones de azúcar.

—¿Quieres uno? —señala cuando pasa por al lado nuestro.

Creo que me quedo unos segundos anonadada. Nunca había hecho esto con nadie y hay ciertos gestos que aún me sorprenden porque no estoy acostumbrada.

Pero aún un poco sorprendida asiento. Sin embargo, eso no quita mi entusiasmo.

Creo que ninguno de mis novios de la adolescencia me había comprado un algodón de azúcar. Es algo bastante tonto sin lo ves desde afuera, pero para mí es algo nuevo, una nueva experiencia, una nueva sensación.

Amor Entre Mafias |+18|Where stories live. Discover now